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¿Cómo anda la enseñanza en Estados Unidos? Parece que nada bien cuando una profesora asistente del departamento de Estudios de la Raza de la Universidad del Estado en San Francisco, California, advirtió en un trabajo publicado por CNN este martes que los estudios de college o universitarios, podrían convertirse en un lujo para unos pocos.
La profesora Katynka Z. Martínez está a favor de una reestructuración de la educación pública estadounidense para remediar esa situación, y no es ella la única. La pasada semana hubo marchas de solidaridad en 17 estados norteamericanos, en un clamor por la accesibilidad a la enseñanza. Participaron maestras de
preescolar y los niños, estudiantes de high school y sus profesores, y Martínez recordó una lucha similar en los años 60, cuando su madre la llevaba a mítines y concentraciones con demandas similares, fundamentalmente para las minorías.
Ahora se repite la escena, y la profesora dijo sentirse orgullosa de sus alumnos y de los maestros que se unen a la lucha; le preocupa que el alto costo de la educación en EE.UU. «está levantando barreras entre miles de estudiantes elegibles y sus sueños de educación superior. Por añadidura, los cortes en los presupuestos y la consiguiente eliminación de cursos ha extendido el número de años necesarios para graduarse».
A esta visión nada halagüeña, agrega que «muchos de mis estudiantes han tomado múltiples trabajos para poder financiarse su educación», y aunque reconoce que las generaciones más jóvenes en EE.UU. han logrado un nivel más alto de estudios que sus predecesores, ella estima que «por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, estamos en peligro de una reversión»; por eso hace un llamado a que la educación no se convierta en un lujo disponible para cada vez menos y menos personas.
Su trabajo, reproducido por una publicación digital progresista, provocó no pocos comentarios; sobre todo haciendo alusión a que, el martes, los senadores republicanos y algunos demócratas derrotaron una legislación que hubiera aportado 1 300 millones de dólares para procurarle empleos de verano a la gente joven y otros 1 300 millones en subsidios para las familias pobres y sus hijos. Y cuidado, se hubiera tratado de préstamos que luego de graduados, los muchachos tendrían que pagar.
Por eso no faltaron ironías como esta: «Asumo que todos los políticos, Ceo (Directores y Presidentes de las grandes compañías), banqueros, etcétera, todos esos tipos tienen educación superior. ¿Ellos tienen cursos especiales para aprender como apretar (jod…) a la “otra” gente?».
Algunos contaron su propia experiencia, como uno del estado de Indiana cuando narró que los cortes presupuestarios han llevado a que las aulas vuelvan a 30 alumnos por maestro y sin auxiliares, la educación especial ha sido disminuida y los salarios de los maestros también. «Nuestro gobernador (antiguo director de presupuesto para Bush) propuso eliminar las bibliotecas y las clases de Historia».
Y también hubo mensajes claros y evidentes para una solución: «Quizá, si no estuviéramos enviando 180 000 millones al año para las guerras de Afganistán-Paquistán e Iraq, adicionales a los 680 000 millones al año para el Pentágono: esos son los reales planes de gastos de “esperanza” y “cambio” de Obama».
Evidentemente, no amaina la situación en el imperio, y a diario le salen nuevos huecos al saco del despilfarro y la mala administración, por eso la campaña «Financien a los estudiantes, no a los bancos».