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Según se dice, los detalles pueden ser inquietantes, perturbadores, herir la sensibilidad de quienes conozcan el reporte del inspector general de la CIA sobre las «técnicas de interrogación mejoradas», utilizadas por oficiales de la Agencia Central de Inteligencia desde 2002 hasta 2004 contra los llamados sospechosos de terrorismo.
A nadie le consta que cesaran las prácticas criminales luego de ese lapso, y solo con la administración de Barack Obama, se decidió prohibir tales «técnicas» de tortura; también se afirma que cerraron las cárceles secretas y prometieron hacer lo mismo con la prisión en la Base Naval de Guantánamo, pero esto no ha sucedido y se mantiene la incógnita respecto al fenómeno multiplicado en la era de George W. Bush y su vice Dick Cheney.
Sin embargo, esta especie de rendición de cuentas sobre la CIA, aprobada por su actual director Leon Panetta, podría llevar al encausamiento de los implicados; no obstante, Obama dio marcha atrás al respecto y otras voces apelan a ni tocarlos.
Este lunes, un artículo en el The Washington Post, firmado por Jeffrey H. Smith, proclama seis razones para no procesarlos: ya se ha hecho suficiente para restaurar la credibilidad y corregir lo mal hecho en el pasado y está la responsabilidad del gobierno en procura de «lo mejor para el interés país».
Pero al enumerar la media docena de circunstancias atenuantes para los ejecutores trae a colación otros culpables, aun sin proponérselo...: las «técnicas» fueron autorizadas por Bush, el hijo, y aprobadas por el Departamento de Justicia. Así que podrían aparecer en los letreros policiacos de «Se buscan». También fueron notificados comités relevantes del Congreso y abogados de Justicia interpretaron la ley para hacer «legales» los interrogatorios.
Otras nimiedades en el artículo: la CIA reportó al Departamento de Justicia y este no procesó a ningún agente, solo a un contratista que golpeó hasta matarlo a un detenido. Por tanto, caso cerrado para el columnista del diario, pues la Agencia también tomó medidas disciplinarias, amén de que sería peligroso para otros agentes en activo, un procesamiento legal que afectaría solo a los oficiales de inferior rango y no a los mandos.
El artículo advierte que una investigación a fondo y juicio posterior pueden detener la cooperación con los servicios de inteligencia de otras naciones, y como colofón considera que ya Obama cambió la política que hizo daño, algo así como borrón y cuenta nueva, variante acorde a similares llamados de Obama y su administración en otras circunstancias.
Cuando avanzaba en la lectura del artículo era evidente que el señor Smith debía tener intereses muy cercanos en el asunto, y el pie de firma no dejó lugar a dudas: fue consejero general de la CIA desde 1995 a 1996.
Lo mejor del caso es que ahora se le cambia el collar al perro. Obama ha creado un team o equipo élite de interrogadores para los sospechosos de terrorismo, bajo el nombre de High-Value Detainee Interrogation Group (HIG), y supuestamente saldrá de la órbita de la CIA. Responsable: el FBI; controlador, el Consejo de Seguridad Nacional; y los observará la Casa Blanca. Segundo al mando del HIG: un hombre de la CIA... Sin comentario. Seguiremos informando.