Frente al espejo
«Estimado José Alejandro: He leído muchos comentarios tuyos muy buenos, pero el del sábado 27 (Entre lo urgente y lo estratégico) me pareció excelente. Felicidades». (José Prado)
«Soy un asiduo lector de la página Sexo Sentido, que está a su cargo (Mileyda Menéndez, sábados) y le confieso que me resulta muy interesante y amena. Tratan muchos temas relacionados con la sexualidad, que resultan muy atractivos —fundamentalmente para personas jóvenes—. Me agradó el trabajo en que abordaron el celibato (Célibe por cuenta propia, 27 de septiembre). Pienso que es un tema muy interesante del cual se ha hablado muy poco... La vida no es solo sexo, como muchos piensan; la vida es reírse, bailar, salir a pasear, compartir con los amigos, superarse y hacer todo lo posible para que nuestro mundo sea cada vez mejor». (Duviel Vergel García, estudiante de Comunicación Social)
«Acabo de leer Jugando al genocidio (Julio Martínez Molina, 26 de septiembre), sobre el “incontrolable” empeño de los medios estadounidenses para lavar el cerebro de jóvenes, adolescentes e incluso niños. Me siento conmovida por el tema recurrente que acabas de tocar y te felicito por tu buen trabajo y tu talento como periodista, además de exhortarte a que continúes indagando sobre estos temas. Apoyo con todo mi corazón a todo aquel que saque a relucir de una forma u otra amenazas como estas...». (Leydi)
Los lectores continúan patentizando su agradecimiento por la iniciativa del periódico de crear un servicio para saber de familiares y amigos, el cual se brindó durante las jornadas del paso de Ike y Gustav y en los momentos siguientes, cuando sobre la tristeza y la devastación se levantó la voluntad de construir una patria cien veces más linda. El testimonio diáfano y cariñoso de esta madre aproxima más la voluntad a las coordenadas del deber:
«Mis queridos compañeros de Juventud Rebelde: les escribo para agradecer la brillante iniciativa que tuvieron de permitir la comunicación de los cooperantes internacionalistas con sus familiares después del paso del huracán Ike. Fue muy grande la emoción que sentí cuando recibí la llamada telefónica de una atenta compañera, interesándose por saber la situación de nuestra familia para escribir un correo electrónico con los detalles a mi hija, que se encontraba muy preocupada cumpliendo misión como médico en la República Bolivariana de Venezuela, en el Estado Guárico.
«No encuentro palabras con las cuales patentizar mi agradecimiento y el deseo de estimularlos a que sigan desarrollando con éxito su trabajo, con la seguridad de que siempre podremos contar con ustedes en los momentos difíciles. Mil gracias de esta madre de una cooperante internacionalista». (Enriqueta Campano Vega, Holguín)
Y cuando dentro de algunos años contemos sobre la encrucijada en la que estos meteoros colocaron a nuestra Isla, se agradecerá también la impresión que esta lectora se llevó de nuestro pueblo:
«Soy española y recientemente visité La Habana. A pesar de mi inexperiencia en huracanes y mi temor a ellos, debo decir que si ya consideraba a Cuba un sitio seguro, el listón fue superado. Estoy enormemente sorprendida por la organización y preparación del pueblo cubano ante una situación de este tipo. Todo esto solo demuestra que más vale “maña que fuerza”. Cuando las cosas están bien organizadas nada hay que temer... Desde aquí un abrazo inmenso a los pinareños, quienes sufrieron la desgracia por partida doble. Espero volver pronto: solo pasaron unos días y ya extraño todo lo que Cuba me ha dado». (Mabel, España)
«Quien suscribe es profesor de Historia en la CUJAE y lector de este gustado órgano de prensa de nuestra juventud. Me dirijo a ustedes para hacerles una pequeña aclaración alrededor de un hecho histórico que ocurrió hace 50 años. Es referido al cruel asesinato de las revolucionarias Lidia Doce y Clodomira Acosta, junto a jóvenes revolucionarios reglanos, el 12 de septiembre de 1958. En el trabajo Dos flores frente al horror, de la periodista Yailin Orta Rivera (17 de septiembre), se dice erróneamente que las mismas fueron sorprendidas por los esbirros batistianos en el ultramarino pueblo de Regla, cuando en realidad fue en el Reparto Juanelo, del municipio San Miguel del Padrón». (Faro Alfredo)
«Como asiduo lector quiero agradecerle por el efecto extraordinario de sus crónicas dominicales en los sentimientos de la gente (Ciro Bianchi Ross, página dominical de Lectura). Gracias a ellas se recuerdan con nostalgia momentos muy importantes de nuestras vidas, pero lo mágico está en que prácticamente usted nos permite vivirlos nuevamente... Y eso tiene que ver, creo yo, con la manera en que escribe, que imagino se ha pulido con la experiencia y el tiempo. Seguramente cuando a usted no le pesaban los años en su alma no contaba como lo hace ahora. Es por ello que hago votos por que le pesen más, para que escriba mejor. ¿Será mucho pedir?». (R. Cáceres)