Acuse de recibo
EL 24 de junio pasado Aminael Rodríguez Castillo narraba aquí las fatídicas experiencias de un viaje que hizo el 18 de ese mes, previa reservación en CUC, en un ómnibus de la agencia Viazul de La Habana a Camagüey, cuya salida estaba prevista para las 8:30 a.m.
Lo primero fue que cerca de las 8:00 a.m., la chequeadora de boletines en la terminal de 26 y Zoológico, en la capital, informó que todas las salidas entre las ocho y las 13:00 p.m. estaban retrasadas, sin explicar el porqué. Y ante las reclamaciones de los viajeros, solo dijo, mostrando un file, que ahí estaba el libro de quejas y sugerencias.
A las 8 y 30 de la mañana Aminael indagó en las taquillas el motivo del atraso, y la respuesta de dos empleadas fue que no sabían, y que más tarde algún funcionario daría información.
Añadía la incomodidad en el salón, un local de paneles de vidrio y diseñado para un sistema de climatización que no funcionaba. Calor infernal, sin un bebedero. El único servicio eficiente que observó en la angustiosa espera de más de ocho horas fue el cobro del baño, con bastante mal olor.
A las 8:35 a.m. llegó un ómnibus, el cual, según el expedidor y el anuncio del audio local, debía partir a Varadero. Y el chofer ripostó y dijo que iba para Viñales, pues debía recoger algo por allá.
A las 3:00 p.m., un equipo de Ómnibus Nacionales cubrió la ruta Habana-Camagüey, sin que nadie aclarara el motivo del retraso. Y a Aminael le chocaba el lema estampado en una gigantografía en la terminal: «El destino lo pone usted, la exclusividad la ponemos nosotros».
Al respecto, llegó a JR el pasado 1ro. de noviembre (con más de cuatro meses de retraso) una respuesta, fechada el 20 de septiembre, de Yosvani Miguel Oduardo Pérez, director de la UEB Viazul, quien reconoce que «no se fue ágil a la hora de declarar el turno de las 8:30 a.m. como fallo y poderlo sustituir por otro ómnibus; violando lo establecido en el Reglamento de Operaciones y provocando malestar en la población».
Precisa que en la Comisión de Cuadros Consultiva se propuso aplicar al jefe del departamento de Operaciones la democión definitiva del cargo; a los operativos del Puesto de Dirección actuantes se les aplicó el cambio de labor definitivo; y al otro compañero, multa del 25 por ciento del salario.
Sobre la climatización del salón, explica que las consolas se retiraron por el desgaste y aún no se habían podido reparar. Se acordó en reunión operativa de la Empresa de Ómnibus Nacionales la compra de equipos de clima para este.
En cuanto a los baños, se sometieron a una reparación y funcionan con buena higiene. Y la acción de cobrar ese servicio, afirma, se consideró una indisciplina grave, por lo cual se separó de la entidad a las dos trabajadoras.
Y por todo ello, el consejo de dirección de Viazul aplicó una amonestación pública al compañero que estaba al frente de la brigada en la agencia de 26 y Zoológico.
Aunque bastante tardía, agradezco la respuesta, de la cual se deduce que en Viazul hay que hacer un análisis profundo de cómo un servicio de «exclusividad», que se cobra en divisas, degradó a tal punto, a los ojos de los propios directivos.
Las sanciones y medidas disciplinarias aplicadas, por sí solas, apenas son una salida momentánea, ante la revelación pública de un penoso episodio. El asunto es, todos los días, rescatar esa «exclusividad», mejorando las condiciones materiales del servicio y el trato a los clientes que escogen esa variante de transportación, mucho más cara.
Las deficiencias no se eliminan solo con sancionar a personas, sino previendo y controlando con rigor cada día la excelencia. De lo contrario, la «exclusividad» puede terminar excluyendo a los clientes.