Acuse de recibo
El 8 de diciembre pasado, Adelaida Hurtado Figueroa denunció aquí irregularidades detectadas en la Estación de Ferrocarriles de San Luis, en la provincia de Santiago de Cuba, cuando el 15 de noviembre fue a comprar tres pasajes por tren para La Habana: había dos mujeres con una lista donde estaban apuntados quienes aspiraban a adquirir los boletos. Pero ninguna de esas personas estaba por allí.
Según ella, una de las dos «dueñas» de la lista compra en cantidades los pasajes, y los revende a cien pesos cada uno. «Es un delito, decía, y hay que ponerle freno, porque esa persona se ha dedicado casi toda su vida a eso, y nadie hace nada al respecto. Se llamó a la Policía para que viera lo que estaba sucediendo en ese momento; y jamás vino».
Y este redactor planteaba: «Está claro que los revendedores son una plaga ascendente, que opera a la sombra de una oferta que no satisface la demanda en muchos servicios. Pero mientras no pueda resolverse la satisfacción de esa oferta, ¿dejaremos que sigan lucrando a costa del bolsillo ajeno? ¿El Estado va a renunciar a defenderse en nombre del pueblo, y seguir permitiendo que nos minen el país con esa sangría?».
El pasado 5 de marzo recibí la respuesta de Eduardo J. Hernández Becerra, director general de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC), quien afirma que la queja fue investigada por la Empresa de Ferrocarriles de Oriente. Se realizaron muestreos a la hora de la venta de los boletines, y no se evidenció presencia de personas ajenas, solo los que viajarían. No obstante, añade, se continuó investigando, y los vecinos de la comunidad plantearon que dicha lista la «cantan» personas no ferroviarias en las afueras de la instalación el día antes, y al momento de la venta amanecen quienes van a comprar.
Refiere que la Estación de San Luis está inactiva, y se subordina a la cercana Estación del Combinado, donde está la jefatura de ambas. Y solo presta el servicio de expreso de paquetería pequeña, y la venta de boletines los días que circulan los trenes Santiago-Habana y Guantánamo-Habana, servicio que se restableció a solicitud del Consejo de la Administración Municipal.
Manifiesta que «se implementaron un grupo de medidas que eliminen esta ilegalidad, e incrementar el trabajo conjunto entre la Administración y la Policía», todo lo cual se le explicó a Adelaida.
Agradezco la respuesta, aun cuando le falte concreción ante denuncia tan grave. No se explica qué medidas «se implementaron», ni tampoco cuál es el trabajo conjunto Administración-Policía, entidades que, por cierto, nunca respondieron a esta revelación pública, como tampoco lo hizo el Consejo de la Administración Municipal de San Luis.
A Jorge Luis Sánchez Gallardo (calle Rafael Oro 255, entre 12 y 13, Reparto Vázquez, Manzanillo) le preocupa que, luego de la crisis de medicamentos del pasado año, se informó que a partir de enero de 2018 la situación iría mejorando paulatinamente. Porque su experiencia es otra.
Refiere que tanto él como su mamá son cardiópatas, y los medicamentos que consumen son de adquisición controlada o por «tarjetón», entre ellos el Dinitrato de isosorbida. Los mismos se distribuyen los lunes. Según información del telecentro local, las farmacias tienen 72 horas a partir de la distribución para realizar la venta.
Y la farmacia que le corresponde es la de Martí esquina a Salud. El 14 de marzo se inició la venta a las 8:00 a.m., y a las 8:17 a.m. se agotó el Dinitrato de isosorbida. El lunes 19 de marzo no distribuyeron tal medicamento allí, y el martes 27 de marzo se inició la venta del mismo a las 8:00 a.m., a las 8:29 a.m. se había agotado. «Desde julio de 2017 hasta la fecha, afirma, solo he logrado comprarlo en agosto de 2017. Y luego, el 26 de marzo logré que en otra farmacia me vendieran 50 tabletas (tanto mi mamá como yo debemos consumir 90 al mes), cuando mostré la tarjeta para que vieran que desde agosto de 2017 no lograba comprarlo, pues se agotaba en poco tiempo.
«Se dijo por televisión que se estaba priorizando la elaboración de los medicamentos controlados, pero me parece que es muy poco lo que se elabora y distribuye cuando se agota en menos de una hora de iniciada la venta», concluye.