Acuse de recibo
Ernesto Moreira González (San Luis 20705, entre San Antonio y 3ra., reparto Carolina, San Miguel del Padrón, La Habana) cuenta la insólita historia de un salidero con cuatro años de derroche, en San Antonio, entre Carolina y Raquel, en ese mismo reparto.
En 2013, se rompían los parches deficientes y volvía por sus fueros el salidero. Visitas de autoridades municipales y provinciales. Excavadoras y sofisticados equipos para localizarlo…
Entonces se diagnosticó que la tubería dañada era una maestra. Y para repararla había que realizar una costosa inversión: colocar un tubo nuevo que abarcara San Antonio, entre las calles señaladas. Y al final, volvieron a situarle otro parche, que en corto tiempo volvió a reventar por otro lado.
Como todo lo que se hace superficialmente y sin calidad, revela, la calle San Antonio está llena de huecos e intransitable, tanto para peatones como para autos, camiones y rastras.
Por la misma vía, agrega, circulan diariamente niños, con sus padres y abuelos que los llevan y traen de la escuela, personas de distintas generaciones y especialmente de la tercera edad, que ya han resbalado por no existir acera. Y la calle es un río de agua potable que circula hacia Raquel y que desagua en la Calzada de Güines.
«Si aplicamos el cálculo matemático, afirma, desde finales de 2011, que apareció este salidero, a la actualidad, se habrán perdido en días alternos trillones de galones de agua potable, con la fuerte sequía que está sufriendo el país.
«Este problema es conocido desde el Gobierno municipal anterior, planteado por el delegado de entonces y reafirmado por los electores en las distintas asambleas de rendición de cuenta. En el Gobierno actual, el nuevo delegado lo ha reiterado». Según Ernesto, las autoridades municipales han visitado el salidero, y recientemente el delegado comunicó el caso al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
El salidero y el despilfarro han sido más persistentes que la voluntad humana. Y le han ganado la pelea. Es triste.
De tanto reflejar irresponsabilidades, olvidos y muestras de insensibilidad, en ocasiones pasamos por alto que hay instituciones y personas dignas, que reaccionan positivamente ante las quejas del prójimo.
Bárbara Denis García reside en calle Línea del Ferrocarril No. 495, apto. 17, entre 20 de Mayo y Lindero, en el municipio capitalino del Cerro, exactamente a la entrada de la Base de Ómnibus Nacionales Sandino.
En enero de 2014, dicha entidad sacó la garita de vigilancia y protección física a unos 30 o 35 metros de la entrada. Así, los ómnibus tenían que parar para ser chequeados casi debajo del edificio donde vive Bárbara, y ocasionaban molestias a los vecinos con el ruido del motor y la emanación de humo.
El esposo de Bárbara, que es asmático, ya no podía soportar más. El 14 de noviembre se personó en la Base y solicitó una entrevista con el director de la entidad. Fue atendido amablemente por este y por el secretario del núcleo del Partido.
Ambos le aseguraron que el problema se resolvería. Y cando el reclamante llegó a su casa, se sorprendió por la rapidez con que se solucionó el problema.
«Ya no nos molesta el ruido y el humo, manifiesta Bárbara, yo quisiera que ustedes hicieran mención en la sección sobre la actitud receptiva y ágil de los compañeros de la dirección y el núcleo del PCC de esta base, ya que las cosas buenas merecen ser mencionadas para estimular a otros a que lo hagan también».