Acuse de recibo
Como la inoportuna mosca dentro de un suculento plato. Así resultó para Diana Calvo Planas y su familia el servicio de transporte que por poco les arruina un buen descanso en la base de campismo Boca de Jaruco, del 24 al 26 de mayo último.
Narraba aquí Diana (Calle 170 edif. BCE-1 Apto. 18 e/ 1ra. y 5ta., Flores, Playa, La Habana), el 20 de julio pasado, que el día de la partida hacia el campismo la guagua que debía salir a la una de la tarde lo hizo a las 2:40 p.m. Cuando llegaron —agregaba la remitente— el chofer no quería desviarse de la Vía Blanca las dos o tres cuadras que faltaban para llegar a la puerta del centro recreativo. Y ellos, que andaban con dos niños y varios paquetes, se negaron con firmeza.
El domingo 26, el regreso fue otra odisea, pues los campistas entregaron su cabaña desde las nueve de la mañana y a las 12:40 p.m. fue que pudieron abordar el ómnibus. Además, este no los llevaría hasta Marianao, su punto de partida, sino hasta el parque Lennon, en el Vedado.
Pero ni siquiera llegó allí, pues tras cruzar el túnel de la bahía de La Habana, el chofer parqueó, bajó a todos de la guagua y argumentó que tenía que regresar a la base de Cojímar, que el carro estaba roto.
Al respecto contesta Juan Ricardo Hernández Rufín, director general de la Empresa de Transporte Escolar Habana. Explica el funcionario que se creó una comisión investigadora para indagar en los hechos. Dicha comisión partió del intercambio con la remitente y con los compañeros de la unidad empresarial de base (UEB) a quienes les corresponde el traslado de los campistas a las distintas bases del litoral.
«Con Dania Calvo y familia, a pocas horas de conocer la publicación, pudimos ahondar y pormenorizar en el suceso, y su participación fue decisiva, a pesar del tiempo transcurrido, en determinar los choferes responsables, dándonos la posibilidad de disculparnos por el perjuicio causado», afirma el directivo.
En la UEB la comisión intercambió con el consejo de dirección y con la totalidad de los choferes y trabajadores administrativos. Explica Juan Ricardo que en estos diálogos quedaron evidenciados «los problemas de falta de control, seguimiento y exigencia, que ha presentado esta UEB, cuestión analizada con sus directivos con reiteración en los últimos meses, y en los que manifiestan pocos avances, por no tener una adecuada actitud en el desempeño de sus responsabilidades».
Como resultado final de la investigación, la comisión de cuadros de la empresa acordó demover de sus respectivos cargos al Director y al Jefe de Tráfico de la UEB Servicio Especial (Cojímar), y propuso al consejo de dirección de esta la adopción de medidas disciplinarias con los choferes implicados.
Agradezco la respuesta y subrayo un detalle. Ante una irregularidad con antecedentes de fallas anteriores, la empresa no solo fue al último eslabón de la cadena, en este caso, los choferes, sino a sus jefes inmediatos. Así, se refrenda el principio de que quienes asuman la dirección, en los distintos niveles, respondan por la gestión eficiente de sus subordinados.
Eida María Sánchez Pérez (Calle B, No. 111, e/ Narciso López y Fdo. Figueredo, Ciego de Ávila) no quiere perder ningún espacio para multiplicar su gratitud. Por eso, se dispuso a dejar un documento a la dirección del Hospital Provincial Camilo Cienfuegos, de Sancti Spíritus para que en entregas de guardia, reuniones sindicales, matutinos y otros espacios fuera compartido con todos los trabajadores.
También nos escribió conmovida para contar cómo del 8 al 13 de julio pasado su papá, Víctor Eddy Sánchez Pérez, amputado del pie derecho, fue atendido con suma profesionalidad y esmero en la Sala 3-A, de Angiología.
Y para que el agradecimiento no quede solo en la salutación general, la remitente menciona a la «Jefa del Servicio de Angiología, a la excelente jefa de enfermeras Bárbara Pérez, a Odalys Talcio, Marlene Batista, y en especial a ese enfermero tan laborioso: Frandy Gutiérrez, que es capaz de hasta asear a sus pacientes como si fueran familia de él».