Acuse de recibo
El pasado 24 de febrero, el capitalino Benigno Seijo alertaba de la inminente muerte de un cine muy especial, atado al recuerdo y la nostalgia de muchos habaneros, durante sus años felices de la infancia: el Cinecito, en el bulevar de San Rafael, cerrado al público desde mayo de 2012.
Refería el remitente que, a pesar de algunas mejoras en su interior, aquella sala de proyecciones no había vuelto a prestar servicio por causa de un problema eléctrico, como explicaba un triste letrero en uno de los cristales de su puerta.
Y Benigno, marcado ya por el irremediable fin de muchas salas de cine de la capital, defendía el derecho de los niños a tener por siempre su cine. Y clamaba por que los espectros de Mickey, Minnie, Elpidio Valdés, el dientuzo Palmiche y el Pato Donald no siguieran llorando solitarios en las humedades de aquel cementerio de la imagen.
Al respecto, responde Danai Moros Pérez, directora del Centro Provincial del Cine de La Habana, que «el largo cierre del cine Cinecito obedeció a problemas eléctricos ocasionados por deficiencias técnicas del soterrado. Y, afortunadamente, esto ha sido solucionado».
En su carta, recibida este 2 de abril en esta redacción, se anunciaba que la reapertura de dicha sala cinematográfica estaba prevista para el pasado 30 de marzo.
La directiva informaba que el Cinecito dará funciones los sábados y domingos, en tandas separadas en los horarios de 12:30 p.m., 2:30 p.m. y 4:30 p.m. Y agregaba que dos funcionarios del Centro Provincial del Cine habían recibido indicación de visitar en su domicilio a Benigno Seijo, para darle las explicaciones y satisfacciones correspondientes.
Por si algunas personas lo han olvidado, aún sigue vigente la libreta de productos alimenticios normados. Y cada familia consumidora tiene el derecho a que se le garantice la canasta básica mínima que el Estado subsidia para cada ciudadano.
Lo digo porque Raúl Fernández Suárez me escribe desde calle 112 No. 5117, entre 51 y 59, en el municipio capitalino de Marianao, y lo hace para denunciar que en enero pasado, en la carnicería 06-08, situada en 112 esquina a 51, hubo un faltante de 42 libras de pollo normado. Cuarenta y dos personas se quedaron sin su cuota.
Cuando fueron a reclamar a la Dirección Municipal de Comercio, les dijeron que el caso había sido informado a la provincia, y que dependía de esta.
Después, llegó el envío de pollo de febrero. Y no se pagó la deuda. Finalizó marzo, llegó el pollo y… tampoco se pagó la deuda atrasada. «¿Es que la provincia no piensa pagarle las 42 libras de pollo a los consumidores de la Unidad 06-08?», cuestiona Raúl.
Como parte del Programa de Remodelación de Cuarterías que se lleva a cabo en la provincia de Camagüey, un segmento importante de la población se ha visto beneficiado, afirma Rolando Guerra Rodríguez, vecino de calle D No. 15 entre 1ra. y Bago, en el reparto Buenos Aires, de la ciudad de Camagüey.
En el reparto Los Coquitos —manifiesta—, se construyen viviendas confortables con todas las condiciones para que vivan las familias beneficiadas. Recientemente, en los edificios 8 y 9 del mencionado reparto, fueron situadas decenas de familias, procedentes del edificio 3 Banderas del municipio de Camagüey.
En nombre de todas esas familias, Rolando agradece a la dirección del Partido, el Gobierno y todas aquellas entidades que aportan sus esfuerzos para hacer posible tan hermosa obra humanitaria, en medio de los preparativos de los festejos por el aniversario 500 de esa ciudad.
Cada vez que una familia cubana es rescatada del olvido habitacional con dignidad, vencemos una porfía con el pasado y la inercia.