Acuse de recibo
Tras laborar más de 30 años en el sector de panaderías y dulcerías, la habanera Vivian Verónica Vázquez denunciaba aquí el 16 de noviembre de 2012 que hacía más de dos años y medio que había presentado su solicitud de jubilación con todos los requerimientos, y a pesar de todas sus gestiones, continuaba esperando, sin cobrar un solo centavo.
Ante hechos de tal gravedad, responde Jorge Chamizo Castro, director de la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria de La Habana (EPIA), que la jubilación de Vivian debió ser tramitada en el 2011. Y se comprobó que dicha gestión no se realizó por violación del departamento de Recursos Humanos de la Unidad Básica Sylvain, subordinada a la EPIA, donde la demandante laboraba.
Por ello —precisa—, se le aplicaron medidas disciplinarias a las responsables de tamaña indolencia: la separación definitiva de la entidad para la jefa de Personal; y democión del cargo por seis meses a la jefa de Recursos Humanos.
Señala Chamizo que en conversación con Vivian se supo que esta nunca se personó en la EPIA y siempre hacía sus trámites en la Unidad Básica Sylvain, y fue en noviembre de 2012 que contactó por teléfono con la EPIA.
De inmediato —agrega—, la Subdirección de Recursos Humanos de la EPIA coordinó con la Dirección Municipal de Trabajo y la filial del Instituto Nacional de Seguridad Social en el territorio. Y se agilizó el trámite en solo una semana.
Informa el director de la EPIA que Vivian Verónica hace ya semanas que se encuentra jubilada, cobrando su pensión. Y se le retribuyó el salario dejado de percibir durante los más de dos años y medio en que fue afectada por la indolencia de las responsables de su trámite en la Unidad Básica Sylvain.
Se agradece que, aunque tardíamente, la justicia haya llegado. Uno solo lamenta que la actitud de esas funcionarias no se correspondiera con el celo y la sensibilidad que demanda una actividad tan delicada como la de Personal y Recursos Humanos. Cabría una pregunta: ¿La dirección de la Unidad Básica Sylvain no chequea el trabajo de ese departamento? ¿Y la EPIA, a su vez, no controla a los funcionarios de Sylvain?
El sufrimiento y el abandono en que estuvo esa trabajadora, no lo paga nada.
Enrique V. González (Lagueruela No. 204, entre 4ta. y 5ta., Lawton, La Habana) confió en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV) de Diez de Octubre, cuando el 13 de noviembre de 2012 se presentó allí para solicitar un dictamen técnico del portal de su casa, que está en peligro de derrumbe: tiene dos columnas completamente quebradas, las cuales sostienen un alquitrabe, del cual se derrumbó un pedazo.
Ese día lo atendió la compañera Magdalena, del departamento que atiende casos de derrumbes, quien, dada la gravedad y lo inminente del problema, le aseguró que le envíaría el técnico de guardia ese mismo día. Pero no fue.
El 27 de noviembre, viendo que nadie lo visitaba, Enrique volvió a la UMIV. Lo atendió entonces el jefe del departamento, Danilo. Buscó la solicitud de Enrique y le informó a este que la tenía Magdalena. Aun así, le aseguró al afectado que al día siguiente ella iría por su casa y le solicitó a Enrique su número de teléfono para «preocuparse» por el caso.
El 11 de diciembre de 2012, todo igual, y Enrique volvió a ver a Danilo, quien le promete que esa semana Magdalena lo visitará. De nuevo le solicita el número del teléfono para «preocuparse» por el caso. Y al preguntarle Enrique qué tiempo demoraría la visita, Danilo le confirma que, a partir de que se hace la solicitud, debe ser en un plazo de «un mes o mes y pico».
El 15 de enero, Enrique me escribía:
«Han transcurrido dos meses. Pasó el “mes y pico” y no he recibido visita técnica. Solo engaños desde la primera vez que fui a hacer la solicitud. Y es penoso, pues se trata de funcionarios públicos. Mientras tanto, el tiempo pasa, y aumenta el peligro de un derrumbe».
Sin comentarios…