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La pesadilla de Lellanis

Lellanis Márquez Sánchez (General La O No.55, entre Cuba y General García, San Luis, Santiago de Cuba) quisiera creer que es un sueño lo que ha sucedido, y despertar feliz. Pero no. La joven está marcada por una desagradable experiencia…

Graduada en un politécnico de Informática en 2008, fue ubicada en la emisora Radio Majaguabo, de ese municipio, para cumplir su etapa de adiestramiento laboral. Allí le dijeron que como informática no tenía perspectiva de empleo, pero que la prepararían para ocupar cualquier otra plaza que existiera en la entidad.

Lellanis no se lamentó. Permaneció allí cumpliendo con su adiestramiento, por interés del Consejo de Dirección y con perspectiva para la plaza de técnico en Gestión de Recursos Humanos.

Se prorrogó el adiestramiento un año más, con perspectiva para esa plaza, pues la titular se retiraba. Al jubilarse la compañera que la ocupaba, no le ofertaron la plaza. La dejaron sola, al frente del Departamento. Y luego le hicieron cuatro contratos determinados por período de un mes cada uno.

El 31 de diciembre de 2011, el Director dio por terminada la relación laboral de la joven. Y en enero decide poner la plaza de marras en convocatoria en la Dirección Municipal de Trabajo. Hasta allí fue Lellanis, y entonces le comunicaron al Director que tenía que ubicar a la muchacha en la plaza con un contrato por tiempo indeterminado —pues por la Resolución 9/2007 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social tenía todo el derecho—, y que habían cometido violaciones y debían proceder de inmediato a la ubicación. Se le explicó, además, que esa plaza no entraba en el reordenamiento de la plantilla, pues la entidad la estuvo preparando para la misma.

Dijeron más: que al hacerle los contratos anteriores a Lellanis con carácter determinado, también habían violado dicha Resolución.

Pero el Director lo que hizo fue un contrato determinado por un mes, señala Lellanis, y luego lo destruyó. E hizo un contrato a prueba por 15 días y le pagó por el salario que tenía la plaza de adiestrada.

Después, sacó a la joven sin darle una respuesta. Hasta entonces, no había un proceso de reordenamiento de la plantilla, y esa plaza tampoco se amortizaba. «Y ahora dice que la plaza está congelada y que hay un proceso de idoneidad, en el que me ha declarado no idónea. Pero esto nunca se ha analizado en el Consejo de Dirección, ni he tenido ningún hecho de indisciplina o de falta de idoneidad referido a mí. No me han sancionado por ningún motivo.

«Lo más penoso —añade— es que el Órgano de Justicia Laboral, al cual reclamé, plantea que la palabra del Director es la que vale. Nadie tiene en cuenta que en esa entidad me han tenido más de tres años perdiendo el tiempo. Que yo aprendiera era su responsabilidad, como también la de ubicarme laboralmente; y más si existe la plaza para la que me prepararon bien o mal.

«Solo he hecho lo que me enseñaron, y no me dieron opción para buscar empleo en otra parte, porque todo el tiempo dieron fe de mi trabajo y alimentaron mi expectativa, de joven y trabajadora, de que me quedaría en la plaza cuando la titular se jubilara.

«Tan es así que la compañera, al hacer la entrega del puesto, se jubila sabiendo que era yo la que quedaba en su lugar y era ella mi tutora.

«El Director comenzó allí en diciembre de 2011. Nunca me hizo una visita o control. Nunca me señaló nada, pero tampoco me enseñó nada. ¿Cómo puede decir que no tengo la idoneidad para la plaza?

«Me pregunto: ¿Es real lo que está sucediendo o es un sueño? ¿Por ser joven tengo que aceptar el maltrato? Si la plaza en la que me corresponde estar no se amortiza ni hay proceso de idoneidad, ¿por qué el Director (...) refiere esto? ¿Por qué recibo un salario que no se corresponde con lo que desempeño? ¿A qué se llama atender al joven, protegerlo y cuidarlo?»

 

 

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