Acuse de recibo
Anacilda Fuentes Rodríguez (carretera de Managua, kilómetro 15 ½, finca El Gavilán, Boyeros, La Habana) cuenta que su madre y hermano, residentes en Carretera Central 78, El Hato, Niquero, Granma, sufren la secuela de una inflexible medida burocrática para cobrar una chequera.
Su hermano, Juan Enrique Fuentes Rodríguez, presenta retraso mental y es impedido físico. Nunca se le hizo carné de identidad, pues en la correspondiente Oficina en Niquero siempre les decían que su identificación transita por el número de carné de identidad de la madre, Iluminada Rodríguez Torres.
En Trabajo y Seguridad Social de Niquero se le aprobó a Juan Enrique una chequera de Asistencia Social, pero no se la acaban de dar porque él no posee carné de identidad.
Dice Anacilda que hace poco se solicitó el carné de identidad del hermano, y el abogado del Bufete colectivo de Niquero les informó que elevaron el caso al Tribunal; por lo cual hay que esperar el veredicto. Toda la documentación, añade, va de Niquero a Bayamo. Y mientras llega el fallo, suman tres meses y no se puede cobrar la chequera del beneficiario.
«Si siempre se identificó con el carné de identidad de su madre, hoy, para efectuar el cobro de la chequera, no lo admiten. Se ha impuesto una decisión inhumana y burocrática».
La lógica indica que, ante las necesidades de madre e hijo, mientras llega el fallo judicial, debe buscarse una salida intermedia, que no transite por la inflexibilidad, rayana en la insensibilidad.
Caridad Esther Santos (Edificio 1, apto. 10, La 72, Levisa, Mayarí, Holguín) labora en el policlínico de su localidad; y poseía una cuenta de formación de fondos en el Banco Popular de Ahorro, por la cual le descontaban mensualmente 150 pesos de su salario.
En noviembre de 2011 Caridad cerró su cuenta. En el Banco le explicaron que ellos comunicarían a su centro laboral el cese. Pero al siguiente mes, cuando va a cobrar su salario, le han descontado los 150 pesos. Al reclamar a la económica del policlínico, esta afirma que no le han comunicado nada y le orienta ir al Banco a cobrar el dinero descontado.
En el Banco —¡cómo se sufre de aquí para allá!— le dicen que el dinero fue devuelto a la unidad. La económica del policlínico reitera que a ella no le han devuelto nada. Le orienta que llame al Banco en la cabecera municipal, Mayarí, donde está la cuenta de Salud Pública.
En el Banco en Mayarí le aseguran que el dinero fue devuelto a la cuenta única de Salud Pública. Caridad va al sectorial municipal de Salud, al área de Economía. Allí la primera respuesta es que no saben nada. Caridad insiste, y buscan en los informes: en la cuenta única está incluido el dinero a su nombre, ya devuelto. Le dicen que vaya a recogerlo dentro de dos o tres días.
Cuando vuelve, aducen que el presupuesto del 2012 no ha llegado y no le pueden pagar. Caridad se resiste: «¿Por qué esperar al presupuesto, si el dinero que reclamo es de mi salario en 2011, y devuelto a Salud Pública por el Banco?».
Entonces, le comunican a la económica del policlínico de Levisa que debe hacer una nómina con los datos de Caridad, y firmarla la Dirección del mismo.
Vuelve Caridad a Salud municipal, y le dicen que no le pueden pagar, porque falta la firma de la Directora, quien no está en ese momento. Le sugieren que vaya al siguiente día.
Ella explica que viene de Levisa y labora en el vacunatorio del policlínico. No puede ausentarse. Le aseguran que al otro día, viernes, le envían el dinero. Al otro día, nada. El sábado, Caridad llama al sectorial y le dicen que vaya el lunes a cobrar el dinero.
Está el lunes a las diez de la mañana: todavía no han ido al Banco a buscar el dinero. Caridad aguarda, resignada… A las 12:30 p.m. la cajera retorna: no pudo sacar el dinero porque la firma autorizada tiene problemas. Hay que emitir un nuevo cheque, pero las personas con firma autorizada están en el Consejo de Dirección. Y el Banco, ese lunes por la tarde, no realiza operaciones.
«¿Dónde está la sensibilidad humana, la ética y la profesionalidad? Hace un mes me tienen que hoy, que mañana, y mañana que pasado…».