Acuse de recibo
Guillermo Rey Caballero no quiere dar detalles del personaje que lo estafó miserablemente el 21 de diciembre de 2010. Convaleciente de una operación, Guillermo le entregó a ese señor X el vacío, el dinero y la libreta de abastecimiento para que le comprara la balita del gas y se la llevara hasta su casa, en calle 238 No. 102, del barrio habanero de Jaimanitas.
El señor X nunca apareció. Guillermo hizo la denuncia en la unidad de la PNR. A los cinco días lo encontraron escondido en un sitio de la ciudad y fue detenido. Fue juzgado en el Tribunal Municipal de Playa, y sancionado a un año de privación de libertad convenida.
Guillermo fue entonces a las oficinas de la Empresa del Gas Licuado, en 88 y Tercera, en Miramar, con el comprobante de la denuncia, intentando que le vendieran el gas que le corresponde. Y le respondieron que como el delito fue «apropiación indebida» no le podían reponer la balita de gas hasta pasados dos meses. Que si hubiera sido robo con fuerza, sí la reponían en 72 horas.
Guillermo les explicó que en su núcleo familiar hay una anciana, su suegra, que se encuentra postrada y no tiene control del esfínter, por lo cual es necesario hervirle pañales y ropa de cama diariamente.
Les enseñó la foto de la señora, y le contestaron que eso no constituía prueba. Llevó el carné de identidad de la anciana. Y nada. No le dieron alternativa alguna para resolver al menos la agónica situación: no poseen otro medio para la cocción de los alimentos y demás necesidades que requieren combustión.
Días después, Guillermo retornó y conversó con otra empleada, quien le orientó que presentara un certificado médico de la anciana y una solicitud para que le acercaran la fecha de reposición de la balita de gas. Cuando entregó todo, entonces le plantearon que había que esperar que mandaran personal del CDR de su cuadra para verificar la veracidad del certificado médico, y entonces lo enviarían a la Dirección Comercial en Guanabacoa, para que evaluaran el caso y se tomara una determinación al respecto.
Con razón, Guillermo considera tal proceder como «una falta de respeto hacia mi persona y hacia el médico de la familia de mi área, que emitió el certificado médico oficial, con sus correspondientes cuños; además de un burocratismo extremo, que me ha obligado a dar numerosos viajes a esa empresa, a pesar de encontrarme operado, siendo tratado sin ningún tipo de profesionalidad».
Cuando me escribió, el 19 de enero pasado, aún no tenían el gas. Han estado dependiendo de la solidaridad de los vecinos, que no creen en interpretaciones mecánicas y rígidas de lo que es correcto o no. Ante casos así, una entidad que presta servicios públicos no puede ser tan inflexible al costo del extremismo. Los dictados del corazón nunca son erróneos.
Desde calle 4 No. 115, entre 1 y 3, reparto Granma, en la localidad matancera de Pedro Betancourt, Victoria Pita nos ha hecho un regalo en su carta del cual hice una síntesis:
«¿Qué es un compañero de trabajo? Aquel que cuando llegas, te saluda afablemente, se interesa por tu salud y la de tu familia, te aclara dudas cuando las tienes y se nutre de tus conocimientos cuando lo necesita. Es ese capaz de reconocer tus esfuerzos y estimular tus resultados. El que te comprende cuando tienes un problema y comparte los suyos en busca de soluciones.
«No olvides que en tu trabajo pasas la mayor parte del tiempo, y que según sea tu estado de ánimo, serán tus resultados. Si tus relaciones de trabajo no son buenas, todo fluirá de forma negativa. Tu autoestima será baja como tus resultados. Llegarás al agotamiento físico y mental, al mal humor o a la fuerte depresión.
«No importa si eres jefe o subordinado. Al final se es compañero, sin importar el nivel jerárquico. Recuerda siempre que es agradable ser importante, pero es más importante ser agradable. A todos les gustará trabajar contigo, te extrañarán cuando estés ausente y te recibirán con alegría a tu regreso.
«Para ser buen compañero no hay que esforzarse. Se logra brindando una gotica de amor. Con algo tan pequeño se logran grandes cosas; y ganamos todos: Tú, yo y la Revolución».