Tras tres finales consecutivas desde 2017, el conjunto de Capitalinas logró este año proclamarse campeón de la LSB. Autor: Marcelino Vázquez Hernández/ACN Publicado: 18/05/2019 | 09:26 pm
Por un momento llegué a pensar que las definiciones de los dos torneos de la Liga Superior de baloncesto (LSB) en Cuba serían el mismo día. Sin embargo, en la justa masculina Villa Clara sentenció su segundo título sucesivo en el cuarto compromiso de la serie ante Artemisa, fijado un miércoles. Dos días después, capitalinas consumó una remontada de tres triunfos en fila contra Guantánamo, lo que le permitió a la afición habanera y a sus jugadoras celebrar una corona con la que coquetearon en los últimos años, pero nunca llegaron a lucir.
Las finales de ambos certámenes estuvieron bañadas por el factor sorpresa, solo que, en resumidas cuentas, los títulos correspondieron a los quintetos que se presentaron durante todo el campeonato con mejores opciones de subir al centro del podio: los Lobos dirigidos por Carlos Valle y las habaneras comandadas por Ernesto Wright, quien luego de cinco campeonatos como estratega obtuvo un cetro que le había sido esquivo a su escuadra.
Según el sentir de varios atletas y entrenadores, la justa que concluyó el pasado 10 de mayo resultó cualitativamente superior en diversos aspectos a la edición precedente. No obstante, colocó sobre el tapete, mayormente, no pocas fisuras desde el punto de vista técnico-táctico, que es el parámetro más fehaciente para tomarle el pulso al baloncesto cubano actual.
Tanto en el evento masculino como en el femenino se notó inefectividad en los tiros, lo que incidió en marcadores relativamente pobres, partidos desequilibrados o victorias que no sucedieron en los instantes finales para un equipo. Un punto bien preocupante que empeoró a veces con la existencia de jugadas casi logradas, pero que no concluyeron en canastas por razones increíbles, como basquetbolistas que fallaron bajo el aro casi solos, otros sin marcajes defensivos incapaces de anotar desde la media distancia o acciones dignas de elogios que no coronaron un final feliz a causa de atletas mentalmente fuera de juego.
Lo mejor del baloncesto internacional transmite varias enseñanzas y una de ellas es que cada vez más el básquet es un deporte con predominio ofensivo, donde los tiros desde el perímetro cobran un protagonismo significativo. En la LSB debe aumentar el hábito de intentar canastas desde esa distancia para cualquiera de las posiciones, como es muy normal en la NBA, principalmente en los jugadores interiores.
Sin embargo, una carencia conduce a otra y es que inquietan los bajos promedios en lances de tres puntos que mostró el concluido campeonato. Sin exagerar, existieron partidos en los que apenas se consiguieron tres encestes desde la larga distancia. No solo para un mejor desenvolvimiento de nuestro torneo doméstico, sino también para la obtención de resultados relevantes en certámenes internacionales urge un trabajo serio en ese indicador de juego, así como una mayor eficiencia en tiros libres, determinante en ocasiones para decidir un encuentro.
Debido a que el básquet cubano en uno y otro sexos no alcanza los estándares de las principales ligas profesionales en cuanto al físico de una buena parte de sus integrantes, se impone un empleo más productivo de la táctica en función de crear esquemas que no solo persigan sumar puntos a la causa, sino también que construyan estrategias defensivas para frenar la ofensiva y los contrataques rivales. Igualmente, se necesita explotar el abanico de posibilidades que ofrece el juego alrededor de las tablas y de la zona pintada.
Un torneo con varios puntos de ventaja
Juventud Rebelde conversó con Dalia Henry, comisionada nacional del deporte, quien calificó de muy positiva la pasada edición de la LSB en ambos sexos, porque se notó mucha rivalidad entre casi todos los equipos y fue patente la entrega de los jugadores, además de que, respecto a campeonatos anteriores, la mejora fue evidente en aspectos de organización, logística y transporte. No obstante, añadió la directiva que existieron deficiencias que deben mejorarse para la venidera versión, al igual que cuestiones técnicas, como una mejor efectividad en los tiros, por solo mencionar un ejemplo.
Henry afirmó que se debe mantener el trabajo con un grupo de atletas jóvenes de interés para la Comisión Nacional, los cuales son talentos pero necesitan desarrollar diferentes aspectos. El seguimiento a ellos es prioridad en la esperanza de contar para el próximo ciclo olímpico con conjuntos competitivos en la arena internacional, tanto en el sector masculino como en el femenino.
Dalia explicó que el primer gran cambio sufrido en esta edición fue el sistema competitivo, que permitió celebrar más partidos. Quizá sea un poco fuerte para los atletas, según sus palabras, pues cada elenco efectuó cuatro choques a la semana, pero es un calendario que contribuye a uno de los requisitos más importantes en el progreso de nuestros jugadores, que es el juego sistemático, del cual se deriva la posibilidad de detectar deficiencias técnico-tácticas.
«A pesar de las dificultades económicas que atraviesa el país, existió un notable apoyo del Inder y entidades como Transtur e Islazul para lograr un torneo cualitativamente superior, sin importar que en nuestro deporte ninguno de los equipos haya clasificado para los Juegos Panamericanos de Lima en el verano próximo. Estoy muy contenta con el respaldo de las diferentes entidades en aras de que la Liga Superior ganara un poco más en atractivo como espectáculo y en condiciones de vida para los atletas», dijo.
Por su parte, José Ramírez, estratega principal de la selección nacional masculina, consideró que atletas, entrenadores y árbitros disfrutaron del hospedaje en hoteles, lo que incidió en mejores rendimientos sobre la duela. También el servicio de transportación fue estable, según Ramírez, y eso es un paso de avance grande en el aseguramiento, mientras que aplaudió el rescate del formato competitivo histórico, aunque considere que no es descartable la idea de reducir la cantidad de encuentros a la semana para que los jugadores posean más tiempo de recuperación.
También destacó el esfuerzo realizado por la Industria Deportiva para asegurar uniformes bien diseñados y con calidad, que repercutieron en la lucidez del torneo.
Adrián Laffita, director de las actuales subcampeonas de Guantánamo, no dudó en asegurar que ha sido una de las mejores ligas de los últimos años desde el punto de vista organizativo y de atención a los atletas. «Antes existían muchas dificultades en los hospedajes como visitantes y en esta edición eso mejoró con creces, pues nos quedamos en hoteles de Islazul, donde la atención y la alimentación fue buena», dijo.
Canastas pendientes
Un tema de vital importancia para el próximo campeonato es solucionar la ausencia de una instalación que sirva de sede para los subtitulares de Artemisa en su territorio. Todos los desafíos como locales los enfrentaron en canchas ajenas —en Pinar del Río durante la fase clasificatoria y semifinal, y en La Habana en los dos primeros partidos por la discusión del trono.
Por otro lado, Dalia Henry lamentó la no celebración del Juego de las Estrellas, que aunque se planificó no se pudo concretar a causa de una base de entrenamiento del elenco masculino en China, la cual, debido a su fecha, atentó contra la realización del importante partido.
«Algo que le urge a este certamen es la necesidad de mayor promoción, pues pudimos ver en varias instalaciones gradas con poco público y eso es perjudicial para el logro del añorado espectáculo», dijo la medallista de bronce en el Campeonato Mundial de Malasia 1990. Mientras, Ramírez exhortó a que en ese sentido cada provincia busque los canales más apropiados para divulgar los horarios de los juegos de sus equipos.
Reinaldo Téllez, director del conjunto Capitalinos, mostró preocupación por la existencia de un solo uniforme por deportista y calificó de deprimida la situación de las pizarras en varias instalaciones.
«Respecto al tema de las pizarras, en algunas provincias se solucionó mediante un televisor y eso debe lograrse en todas las instalaciones que reciban la Liga Superior y no tengan pizarra visible. De conseguirse, serían más acertadas las decisiones arbitrales, los entrenadores tendrían una visión más fidedigna de los encuentros y de los 24 segundos y, lógicamente, existiría un ambiente menos tenso en la cancha», finalizó Dalia.