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Lázaro Bruzón: por apagar la sequía

El Memorial Internacional Capablanca regresa en esta ocasión a su sede fundacional de 1962, el Hotel Habana Libre

Autor:

Javier Rodríguez Perera

A pesar de que a partir de hoy no veremos mover los trebejos en el Memorial Internacional Capablanca a los Grandes Maestros Leinier Domínguez y Yuniesky Quesada, dos de los ajedrecistas cubanos más consistentes del actual siglo, no perdamos de vista un detalle muy especial. Este evento, entre los más emblemáticos e históricos de América Latina, regresa en esta ocasión a su sede fundacional de 1962, el Hotel Habana Libre, después de que Varadero hospedara durante los dos últimos años la lid que rinde tributo al genial jugador habanero fallecido en 1942 en Nueva York.

El evento vuelve a La Habana en su edición 53, una movida que no pocos solicitaron y que ahora se materializa con la existencia de tres grupos: Élite, Abierto y Buscando a Capablanca, muy necesario este último para potenciar el interés en las tempranas edades por el juego ciencia y darle «horas de vuelo» a niños que suponen el relevo generacional de nuestras principales figuras y de los países asistentes.

Como es habitual, el apartado principal —con categoría 17 y ELO promedio de 2649— tiene la participación de seis GM y contará con la asistencia de dos trebejistas cubanos, el tunero Lázaro Bruzón (2664) y el yumurino Yusnel Bacallao (2594), quien jugará por primera vez en este grupo, como sustituto del venezolano Eduardo Iturrizaga (2652), inicialmente inscrito. En 2017 la carta antillana en el Élite fue el holguinero Isán Ortiz (2556).

Si se examinan los coeficientes ELO y las más recientes actuaciones de los seis integrantes que animarán esta llave, es incuestionable que el estadounidense Samuel Shankland (2701) es el motivo principal de preocupación para Bruzón, Bacallao, el español David Antón Guijarro (2646) y los rusos Aleksey Dreev (2653) y Aleksandr Rakhmanov (2635).

Sam, diminutivo por el que se identifica al norteamericano en la arena internacional, llega a la capital cubana con los humos subidos, digamos por dos razones, aunque tal vez pueda tener más el joven de 26 años. El pasado 1ro. de mayo, cuando el organismo rector a nivel mundial del ajedrez hizo su acostumbrada actualización del ranking del orbe, Shankland logró sobrepasar por primera vez en su vida la barrera de los 2700. Pero, ¿qué hizo para cumplir ese importante objetivo?

Muy simple de resumir. A finales de abril Sam terminó jugando el torneo de su vida y lo llegó a poner por encima del oro que obtuvo con el equipo de su país en la Olimpiada de Tromso 2014. Y realmente creo que la comparación fue la correcta, pues de qué otra manera puede ser cuando se queda campeón de Estados Unidos de manera invicta, con 8.5 puntos de 11 posibles y dejando atrás a un trío que actualmente está colado entre los diez primeros del mundo. Hablo de Fabiano Caruana (2822), Wesley So (2778) e Hikaru Nakamura (2769).

Así que ya saben Bruzón y compañía el ímpetu con que jugará este torneo Shankland, quien es un atleta cualitativamente superior al que se presentó en 2017 en este mismo torneo cubano y culminó con 5.5 unidades en la tercera posición, a las espaldas del titular indio Krishnan Sasikiran (2666) y el ucraniano Vassily Ivanchuk (2708).

La hegemonía extranjera en esta lid en el presente milenio ha sido categórica, con 14 coronas y el asterisco que merece Ivanchuk con sus siete cetros, que lo colocan como el máximo ganador. Los únicos cubanos que han podido alzar el trofeo a partir del año 2000 han sido Leinier (2004, 2008 y 2009) y Bruzón en 2002, dos años después de haberse proclamado campeón universal juvenil en Ereván, Armenia.

El tunero, como principal figura de nuestro país, intentará devolverle a la nación una corona que ha sido esquiva hace nueve años y llega a la justa con participación en tres torneos internacionales en 2018, dos en Estados Unidos y uno en México. En el Spring Chess Classic, celebrado en territorio norteamericano en marzo, Lázaro terminó quinto y vivió su único enfrentamiento ante Shankland de por vida, el cual concluyó en tablas, con piezas negras conducidas por el antillano.

El mejor desempeño que estampó el tunero en el Memorial Capablanca en la última década fue en la edición de 2014, cuando se apoderó del subtítulo de modo invicto, gracias a 5.5 puntos, en un torneo que tuvo en Wesley So al monarca, con 6.5 unidades.

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