Ortega ganó en su primera presentación del año. Autor: IAAF Publicado: 21/09/2017 | 05:30 pm
Tras la estela de desconsuelo y preocupación que supuso la baja del ex monarca olímpico y otrora recordista planetario Dayron Robles, un notición rompe gargantas vino a ratificar la tremenda calidad de la escuela cubana de vallas cortas y la continuidad de una tradición ya afianzada en la mente y el corazón de todos en este archipiélago. Orlando Ortega obtuvo la medalla de oro en el mitin atlético bajo techo de Karlsruhe, Alemania, escenario sabatino que atestiguó su tope personal y la mejor marca del año recién iniciado.
Ya sé que es muy temprano para andar celebrando, pero el arrojo y los 21 años del finalista bajo los cinco aros del Big Ben londinense presagian no pocas sorpresas y alegrones. El antillano salió con hambre a su primera competición de la actual temporada y solo dejó sobras para el resto de los participantes, quienes tuvieron que presenciar incólumes cómo ganaba las dos carreras del día. Así, definió a la hora decisiva con 7,60 segundos, aventajando al estadounidense Omo Osaghae (7,65) y al germano Erik Balnuweit (7,65).
Antes había batido su cota tope en la semifinal, merced a 7,54, numeritos de espanto, al menos para los rivales que enfrentó en suelo teutón. Es cierto que no pudo medirse ante los monstruos de la especialidad, mas, por algo se empieza, y poco a poco irá ajustando los motores.
Nuestro muchacho debe marcar tarjeta en otras cuatro justas del presente circuito invernal, en el que Dusseldorf aparece como segunda parada el viernes 8.
En realidad este crono no reboza carácter, pues durante 2012 el reloj se asustó con el 7,40 del norteño Dexter Faulk, el 7,41 del chino Liu Xiang, y el 7,43 del eléctrico Aries Merrit. La alusión con el inusitado voltaje de este «ión» de Chicago viene a colación porque, de repente, con 27 abriles, bajó ocho veces de 13 segundos cuando nunca había rozado siquiera la barrera más codiciada de los 110 metros con vallas, al tiempo que guardaba los títulos olímpico y mundial, así como una alarmante plusmarca universal (12,80) que todavía le eriza los pelos hasta a los osos polares. Todo, repito, de repente y en un abrir y cerrar de ojos.
Lo más impresionante en la historia de los 60 metros con vallas tiene firma británica. El antológico Colin Jackson (7,30) levantó en pleno 1994 un muro infranqueable, que ni el mismísimo Robles pudo derrumbar con esos 7,33 esbozados en 2008, campaña que todos reconocen como la más descollante de su carrera.
Volviendo al certamen alemán, les cuento que el cubano y as mundial juvenil, Yordan O’Farrill, no concluyó su serie entre vallas.
En otros resultados destacó el francés Renaud Lavillenie (5,83 metros), por kilómetros el mejor pertiguista del momento, no solo debido a su «diploma» olímpico, sino a la constancia y calidad que desborda.
También subió a lo más alto del podio la etíope Meseret Defar, matrona en los 5 000 metros de la cita estival británica, quien esta vez paseó tres kilómetros en 8.35, 28 minutos.
La Mayor de las Antillas sonará hoy gracias a los estirones de la subcampeona olímpica Yarisley Silva, protagonista que garrocha en mano enamorará a Moscú mediante otro duelo con la brasileña Fabiana Murer. Un adelanto de lo que pudiera verse en esa misma urbe rusa, durante el campeonato del orbe, programado del 10 al 18 de agosto.