Yarelis guapeó, pero se quedó sin medallas. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:23 pm
En una justa de puro nervio, como para comerse las uñas y acompañar con brincos y tirones de pelo, la cubana Yarelis Barrios culminó cuarta y se quedó sin medallas en la final del lanzamiento del disco para damas, en estos XXX Juegos Olímpicos.
La batalla se planteó desde el inicio entre las cuatro favoritas, y en lo que una amedrentaba asistida por cualquier bestialidad devenida disparo, las otras respondían con soberbios satélites, en órbita y buscando el oro.
Hasta que llegó una fiera disfrazada de croata, una anormalidad de la naturaleza nacida hace 22 años, pero que se hizo hoy, a base de algún complejo nutricional de otra galaxia. A mi no me engaña nadie, lo que come esa europea no lo venden en los mercados.
Les cuento. Cuando todo marchaba en calma, con excelentes marcas, pero alcanzables, Sandra Perkovic soltó un cañonazo de 68, 11 metros. La cosa se puso tensa y seguro estoy que las otras atletas con clase (nuestra ilustre pinareña, la china Yanfeng Li, la alemana nadine Muller y la rusa Darya Pishchalnikova), pensaron darle caza, aunque les costara el hígado y demás órganos lindantes.
Pero la croata volvió al círculo con la mente serena y los molleros revueltos, echándole gasolina a su implemento para que surcara ¡un metro más!, disparo que clasifica como el 37 mejor de toda la historia.
Ya no había nada que hacer, solo repartirse la plata y el bronce.
Se sabía que para aspirar a una presea era obligatorio firmar con más de 66 metros. Pues bien, se cumplió la profecía.
En plata quedó Pishchalnikova, merced a un envío de 67,56. El bronce colgó del cuello de la asiática (67,22).
Yarelis soltó la vida (66,38), mas no llegó. Cayó con las botas puestas y la cabeza en alto. Fue una competencia de película, algo para guardar en una videoteca.
La antillana tenía un tope de 68, 03 logrado en la Habana hace tres meses. Si pretendía luchar el título tendría que mejorar lo hecho y soñado.
Era casi una utopía. Este no fue su día, pero vendrán mejores jornadas.