Víctor Moya hizo lo justo para llevarse el crédito. Foto: Calixto N. Llanes
El triunfo de Víctor Moya en salto de altura con 2,31 metros y el arrollador paso de Mariela González en los 10 000 (34:41.45 minutos, récord para la competencia), fueron hitos en la segunda jornada de la Copa Cuba-Barrientos de atletismo, en el Estadio Panamericano.En otras finales, ningún «canguro» pudo alcanzar los ocho metros en el salto de longitud, prueba que dominó finalmente el capitalino Héctor Dayron Fuentes (7,99 en su último brinco). Otro giraldillo, Jairo Guibert, fue segundo con 7,97, en tanto el veteranísimo Iván Pedroso anclaba tercero con 7,96, bien lejos de las marcas que lo encumbraron.
«Esta competencia es decisiva para mí», nos comentó el multilaureado atleta poco antes de comenzar una batalla contra el almanaque y los rivales. En situación parecida está Anier García, quien también ha visto pasar sus mejores momentos. Lejos en el recuerdo está su medalla de oro olímpica en los 110 metros con vallas en Sydney 2000, donde marcó 13 segundos exactos.
Ayer, el santiaguero registró un discreto tiempo de 13.90 para clasificar detrás del veinteañero Dayron Robles, ganador de la serie con 13.71, aunque sin emplearse a fondo.
«Todavía puedo rendir en la pista. Pienso mantenerme activo hasta después de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008», nos confesó Anier.
Así, duele verlos a ambos (Iván y Anier) aferrados a un casi imposible retorno a la cima. Ojalá comprendieran que ellos no necesitan de tantos esfuerzos porque gozan del cariño y el respeto de su pueblo.
OSLEIDYS ESTÁ LESIONADACon la preocupación de no poder competir por ahora, debido a una pequeña dolencia en el talón de su pie izquierdo, Osleidys Menéndez y su entrenador Dionisio Quintana nos recibieron.
Osleidys adelantó que solo le preocupa su total restablecimiento. De lograrlo, la matancera apenas realizaría tres o cuatro competencias en Europa antes de asistir a los Juegos Panamericanos, donde «con 65 ó 66 metros puedo ganar la medalla de oro».
Con su récord mundial de 71,70 metros como escudo, Osleidys fue precisa: «No estoy acabada. He demostrado que tengo corazón para venir de abajo y triunfar. Confíen en mí, porque nunca defraudaré a nuestro pueblo».