¿Quedará excluido de la lucha por el título el máximo triunfador de la XLVI Serie Nacional, el equipo de Santiago de Cuba?
Con su marca de 57 juegos ganados y 32 perdidos, que lo convirtió en líder de la temporada 2006-2007, el panal corre ahora el riesgo, frente a Villa Clara, de desprenderse del árbol y caer a tierra.
Después de iniciar la semifinal de oriente con desventaja en los pronósticos de muchos de los entendidos, el elenco naranja le asestó a Santiago de Cuba el golpe del debut. A seguidas, Villa Clara se quedó incomprensiblemente a un paso de conquistar el segundo pleito —o a varios pasos, que las oportunidades se sucedieron—, y volvió a tomar ventaja en el tercer encuentro
Pinar del Río, escolta de las avispas en la tabla general de la fase clasificatoria (56-34), fue antes herido de muerte, en cuartos de final, por La Habana. Así subyace la posibilidad de que los dos campeones de zonas geográficas concluyan alejados del pastel.
Menos mal que, con la presencia de Industriales (53-36) y Villa Clara (52-38), la realidad de la postemporada no burló completamente los resultados de los 90 juegos de clasificación. Porque el mismo La Habana del párrafo anterior, desde anteanoche inscrito en los libros como ocupante del cuarto lugar, había sido noveno en la fase preliminar (46-44), con cosecha inferior a la del eliminado Ciego de Ávila (48-42).
ME PLANTOA pesar de los pesares, sigo suscribiendo la actual fórmula de competencia.
Quienes fuimos testigos de aquellos calendarios de todos contra todos, que algunos defienden ahora como más justos —sin que carezcan de razón—, sabemos del tedio de haber asistido a torneos que, a menudo, proclamaban a su monarca varios días antes del final del campeonato.
Gracias a los play off, este año viví, juntamente con pinareños y habaneros, las emociones de sus cinco duelos.
Me asombré con la presencia de Las Tunas, y hasta les deseé un poco de suerte; lamenté, en cambio, que espirituanos y vaqueros rindieran sus armas prematuramente frente a Industriales, pero todavía aguardo por renovadas tensiones, en la conclusión de la semifinal oriental.
Y me veré, una vez más, como privilegiado testigo en el vórtice de la tormenta, cuando villaclareños o santiagueros reten en la lucha por el trono al enemigo común, al odiado y querido Industriales.
¡Larga vida a los play off!