Cuando Carol Howart, de 65 años, miró por su espejo retrovisor, notó que más de 20 000 abejas perseguían su auto. La señora, que venía de visitar una reserva natural, se convirtió, sin saberlo, en la raptora de una abeja reina y toda su colmena salió al rescate. Al parecer «su majestad» se sintió atraída por algo dentro del carro y quedó atrapada en él, pero ni el acelerador ni los apicultures que vinieron en ayuda de Carol pudieron con los fieles súbditos que persiguieron a la mujer durante dos días.