En Ador, un pequeño pueblo agrícola español, también sufren de la canícula de este verano y se toman muy en serio la tradicional siesta, sobre todo el alcalde Joan Faus, quien lanzó —en el mejor estilo medieval— una proclama del ayuntamiento leída por la policía: recomienda observar la siesta de 2 a 5 p.m., mantenerse dentro de las casas, sobre todo los niños, bajarle el volumen a los televisores y a los equipos de música, porque todo eso «a esa hora del día hace peligroso estar en la calle» debido al calor del verano, que ha subido hasta 40 grados en la península ibérica. Y si no se resuelven las sofocantes temperaturas, al menos las sugerencias harán más tranquila la tarde.