Diecisiete meses llevaban las autoridades argentinas investigando a una banda internacional de narcotraficantes que utilizaba un auto fúnebre para transportar la droga, hasta que finalmente pudieron agarrar al grupo de siete delincuentes. Los malhechores transportaban la droga a bordo de los féretros en cortejos fúnebres que robaban de distintas funerarias. Al apresarlos, la policía les incautó dentro del ataúd 55 kilos de cocaína, un arma, municiones, una gran suma de dinero y elementos para la elaboración de estupefacientes. El despacho no informó si además había un occiso.