Para Robert Edward Tyrrell Jr., su ropa sin arrugas es más importante que la vida de su madre. Por eso cuando su progenitora se negó a estirarle sus piezas en vistas de que el «nene» tiene casi 30 años, él la secuestró.
A punta de pistola, encerrada y con los teléfonos desconectados, la tuvo planchando. En su defensa solo pudo argumentar que «planchar es trabajo de mujeres». Ahora, tras las rejas, tal vez esté pensando que su madre quizá lo perdone… pero novia, seguro no consigue.