Fukushima, mi amor rinde homenaje al filme Hiroshima, mon amour de 1959. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 06:58 pm
Con ánimos de continuar acercando al público cubano a las más diversas propuestas de las cinematografías del viejo continente, reflejos de las culturas y realidades de esa región, inició este jueves la segunda edición del Festival de Cine Europeo en Cuba, que hasta el 11 de junio ocupará los cines 23 y 12, Infanta y el Palacio del Segundo Cabo, en La Habana.
Esta vez se exhiben 14 películas de ficción y cinco documentales, cuya selección expresa una gran variedad temática y de géneros, y da fe del estado actual del séptimo arte en países como Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Chipre.
Tiene de particular que no solo la magia de la gran pantalla conquistará el aplauso de los cinéfilos, también lo conseguirá el espectáculo que protagonizará la Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Arte, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, que ofrecerá el concierto titulado La música clásica en el cine europeo, este lunes 5, a las 6:00 p.m., en el Oratorio San Felipe Neri.
Muchas son las motivaciones para asistir a este Festival que comenzó en el cine 23 y 12 con el estreno de la película alemana Fukushima, mi amor (2016), de Doris Dörrie (Desnudos, Directo al corazón), un drama sobre las relaciones humanas tratadas a través de la amistad entre dos mujeres de distintas edades y procedencias geográficas, quienes ansían estar en paz con su pasado.
Esta historia toma como contexto la situación en que ha quedado la región japonesa de Fukushima luego del accidente nuclear sufrido en 2011, donde sus habitantes luchan por reponerse, material y espiritualmente, de la terrible catástrofe.
La veterana directora de este filme explicó en entrevista con Euronews que estuvo muy vinculada con el proceso de recuperación del pueblo nipón luego del siniestro. «Visité el lugar a los pocos meses del desastre nuclear, quería saber lo que se siente cuando todo a tu alrededor es radiactivo y tú no sabes qué hacer. Para mí era muy importante vivir todo esto en primera persona. De lo contrario, no hubiese sido capaz de contar esta historia», explicó Dörrie.
Fukushima, mi amor —que también rinde homenaje al filme Hiroshima, mon amour (1959), del francés Alain Resnais— ha sido merecedora del reconocimiento de los espectadores y de la crítica cinematográfica como lo reflejan los lauros de la Cicae (Confederación Internacional de Cine de Arte y Ensayo) y el segundo premio del Público, ambos obtenidos en el pasado Festival de Berlín.
También por este filme fue aclamado el trabajo de su directora, quien conquistó el galardón Heiner Carow, mientras la actriz Rosalie Thomass fue nominada a los Premios del Cine Alemán por su interpretación de Marie, personaje principal de la cinta.
Desde Irlanda también ha llegado la emocionante historia, del documental Un capitán sin miedo, que fue presentado en La Habana —en calidad de estreno mundial— por su realizador Charles O’Brien, este sábado en el cine 23 y 12. Se trata de un material que aborda la vida del aventurero y traficante de armas John «Dinamita» O’Brien, nacido en Nueva York y de padres irlandeses, quien brindó ayuda en varias ocasiones al ejército mambí en la Guerra del 95.
Basado en el libro Un capitán sin miedo: las extrañas aventuras de Dinamita Johnny O’Brien, este documental, que se podrá apreciar nuevamente el día 11 en el Palacio del Segundo Cabo, nos acerca a esta figura poco conocida en la Isla que, sin embargo, facilitó la llegada a estas tierras de Calixto García, Joaquín Castillo Duany, Carlos Roloff y José Martí Zayas Bazán, el hijo del Apóstol.
La historia como recurso para entender el presente también constituye un elemento esencial en el largometraje documental Samuel en las nubes (2016), del director belga Pieter Van Eecke, quien refleja en su obra las consecuencias del cambio climático en la existencia de las personas.
Samuel en las nubes, laureado en el Festival de Chicago, establece un paralelismo entre las investigaciones científicas y las creencias religiosas de algunos de los habitantes de los lugares donde este fenómeno se ha hecho evidente. Tal es el caso de Samuel, su protagonista, quien honra a los espíritus ancestrales con el fin de que regrese la nieve a la montaña Chacaltaya, en Bolivia, donde antes trabajaba en un parque turístico de esquí que cerró en 2009 a causa del deshiele de la elevación, considerada el primer glaciar extinto de Sudamérica.
«Samuel es un testigo de primera mano. El antiguo glaciar en la cima de este Nevado Chacaltaya divino ha desaparecido para siempre. A pesar de esta realidad, este hombre continúa persiguiendo la fantasía, cada vez más absurda, de encontrar la pista de esquí de tiempos pasados. En la cima de la montaña, la visión espiritual de Samuel contrasta con el trabajo racional de los científicos, que parecen más perdidos todavía que él», expresó Van Eecke a propósito del estreno de su documental en La Paz.
Con La herida, su ópera prima, el español Fernando Franco mereció en 2004 el premio Goya al Mejor director novel. La película relata el inusual padecimiento de una joven de 26 años con serios problemas para relacionarse socialmente, a causa del síndrome borderline o trastorno límite de la personalidad.
Sobre el intrigante tema de este filme, que se proyectará hoy domingo en el cine 23 y 12, su realizador explicó en entrevista con el portal web Blog de Cine que desde la primera vez que leyó sobre esa rara enfermedad siquiátrica comenzó su interés.
«En primer lugar quería hacer un documental pero, más tarde, llegué a la conclusión de que sería mejor abordar el tema desde la ficción, desde el punto de vista de un personaje. A partir de este planteamiento, de mi documentación e investigación nació mi personaje principal», comentó.
Marian Álvarez consiguió la Violeta de Oro a la Mejor actriz en el Festival du Cine Spagnol de Toulouse, y la Concha de Oro, por idéntica razón, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián —donde La herida obtuvo el Premio Especial del Jurado— por su Ana. Al igual que ella, la Rosa de Los gatos no tienen vértigo, del portugués António Pedro-Vasconcelos, robará el corazón de los espectadores. Y es que se encontrarán con una mujer que ha quedado viuda a los 73 años, pero que halla el remedio a su soledad en la compañía de un joven. «Entre los dos nacerá una intimidad que perturbará a todo el mundo… menos a ellos dos», se adelanta la sinopsis de este filme que estará en cartelera el próximo jueves en el Palacio del Segundo Cabo.
Todo un suceso fue en su país, República Checa, el largometraje Cobras y serpientes de Jan Prusinovsky, quien estudió cine y dramaturgia y debutó en la gran pantalla con un corto en 2005 (su primer largometraje llegaría tres años después). Cobras y serpientes arrasó con los premios El León Checo como mejores: película, actores y actrices principales y secundarios, fotografía..., en tanto en el Festival Internacional de Karlovy Vary de 2015, Krystof Hádek no encontró rival al desempeñar el personaje principal.
Cobras y serpientes nos coloca ante un par de hermanos, a quienes todos llaman por apodos relacionados con reptiles que hacen referencia a aspectos de sus personalidades. Uno de ellos no logra salir del círculo vicioso entre un trabajo poco estimulante y las latas de cervezas; mientras que el otro sobrevive entre la delincuencia y la droga.
Como ya informamos, Austria y su filmografía se hallan en este Festival representados por la comedia Terapia para un vampiro (2014), de David Rühm, que nos traslada a la década de los 30 del siglo pasado en la ciudad de Viena, donde habita el misterioso conde Geza von Közsnöm, un chupasangre que, aburrido de su matrimonio, decide asistir a la consulta del famoso sicoanalista Sigmund Freud, quien le presenta a una joven mujer, con la cual terminará obsesionándose. Terapia para un vampiro participó con notable éxito en 2015 en el certamen de cine de terror Mórbido Films Fest, realizado en México. Aquí se exhibirá este domingo en el cine 23 y 12, y el viernes 9 en el Palacio del Segundo Cabo, que acoge el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa.
En el terreno de lo onírico, específicamente en el género de ciencia ficción, también se mueve la cinta Ex Machina (2015), del británico Alex Garland, nominada a los premios Oscar, BAFTA y Globos de Oro, la cual coloca sobre la mesa algunas interrogantes en torno a las posibles relaciones que pueden establecerse entre robots con inteligencia artificial y sus creadores. Caleb, un empleado de una empresa de desarrollo informático, es elegido para evaluar a Ava, un novedoso artefacto que ha sido construido a semejanza de la fisonomía de una mujer y con una capacidad intelectual elaborada a partir de las acciones de los usuarios en internet.
Ex machina aún se mantiene en la cartelera de este 2do. Festival de Cine Europeo en Cuba, que reúne otros títulos como El niño de los miércoles (Hungría-Alemania), Soy un soldado (Francia-Bélgica), La sorpresa (Alemania, Bélgica, Holanda e Irlanda), La ultimadora (Italia-Irlanda)..., provenientes de ese continente al cual, destaca Luciano Catillo, director de la Cinemateca de Cuba, «debemos el surgimiento del cinematógrafo que nos convoca, devenido séptimo arte que trascendió el siglo XX, no obstante los obstinados agoreros de su muerte».
Terapia para un vampiro nos traslada a la década de los años 30 en Viena.