Las memorias, ritos, bailes, cantos, música, lenguas y religiones de aquellos esclavos que fueron traídos desde África y que al mezclarse conformaron la nacionalidad cubana y que perviven afincados en nuestra cotidianeidad quedan ahora en Raíces, magia y mística, una exposición de fotografías y audiovisuales de Roberto Chile, inaugurada este jueves, como regalo al Día Internacional de los Derechos Humanos.
Quienes lleguen hasta la Sala de la Diversidad, en Amargura entre Mercaderes y San Ignacio, en La Habana Vieja, podrán disfrutar de esa herencia que proviene del gran continente africano y que ha quedado en el lente de Roberto Chile como un testimonio indudable de lo que somos los cubanos y las cubanas, como aseguró la periodista Magda Resik Aguirre, directora de comunicación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Esa herencia forma parte de lo más profundo de nuestro ser y «ha contaminado» para bien la vida cubana, no solo desde el universo de las artes y las letras sino también en la vida social de este país, expresó Resik Aguirre, quien destacó la labor encomiable del reconocido fotógrafo, que supo en esta muestra integrar varios lenguajes, como la fotografía, el audiovisual y los textos, para regalarnos una historia necesaria en estos días.
Al agradecer a cuantos habían llegado a la Sala de la Diversidad, Roberto Chile calificó la muestra de expedición visual en la que autenticidad y desenfado aparecen como telón de fondo para conocer el profundo impacto en nuestras culturas de los ancestros africanos y sus instantes más íntimos. Es un homenaje a la diversidad cultural y a la libertad pues no hay derecho humano más importante que esos que hemos defendido como nación, dijo.