Manuel Alejandro Rivera protagoniza La catedral del helado, inspirada en el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz. Autor: Ismael Almeida Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
El primer mes del año siempre guarda en nuestro país algunas de sus mejores galas para vestirse en la escena. En enero llegan las Jornadas Villanueva y con ellas la celebración, el 22, del Día del Teatro Cubano y la entrega del Premio Nacional en esa manifestación del arte, que acaba de conferírsele al reconocido director de El Público, Carlos Díaz.
Así las cosas, cada sala y espacio rebosan con atractivas propuestas. Incluso al más resuelto de los espectadores no le sería fácil decidir qué ver. Por eso JR le muestra algunas posibles rutas por las cuales transitar en estos días de teatro a pulso.
Comenzamos a iluminar la escena con Tacón tacón. Amparado justo por Teatro El Público y dirigido por Ismersy Salomón, estará en la Sala Osvaldo Dragún, del Complejo Cultural Raquel Revuelta. La puesta es un unipersonal que se distingue por los niveles de interacción con el espectador. La interpretación es asumida por la joven Lida Morales, quien destaca con un buen despliegue de histrionismo. La obra deviene vehículo para compartir inquietudes y visiones en torno a la vida.
También en la cartelera de la mencionada compañía se mantiene Decamerón en su sede del Trianón. Se trata de seis cuentos incluidos en el libro de Giovanni Boccaccio, en una versión para teatro de Héctor Quintero (del autor de Contigo pan y cebolla se presenta en la Sala Raquel Revuelta Sábado corto por Teatro D’Dos). No falta en esta opción el humor, el sarcasmo, el guiño cómplice y la posibilidad de deleite ante un clásico siempre muy disfrutable.
La sala Adolfo Llauradó se convierte en uno de los sitios con más ajetreo y será seguramente de los más visitados. Allí Estudio Teatral Aldaba pone a consideración Leonarda (martes, miércoles y jueves, 6:00 p.m.). Erick Morales, quien asume la dirección artística, escogió la obra del autor noruego Bjornstjerne Bjornson para mostrarnos una válida relectura con mínima utilización de recursos, al tiempo que dialoga acerca de un tema tan complejo como los conflictos que traen consigo los triángulos amorosos y las relaciones interpersonales.
En tanto, Teatro del Sol, agrupación que conduce Sarah María Cruz, nos invita a disfrutar de un momento especial con La catedral del helado (miércoles y jueves, a las 8:30 p.m.), también en la Llauradó. La pieza es la primera adaptación teatral del cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz, y está cumpliendo 24 años de su estreno mundial. En 1991 —dos años antes de que Tomás Gutiérrez Alea «Titón» y Juan Carlos Tabío filmaran Fresa y chocolate— Sarah María Cruz llevó su pieza a escena, la cual ha sido merecedora de múltiples premios como el Grand Prix de puesta en escena en el Festival Internacional de Teatro de Lugano, Suiza. En esta ocasión, La catedral... es un reto que asume con una gran fuerza interpretativa el joven y talentoso actor Manuel Alejando Rivera.
El último que apague, nos presenta Teatro Pálpito con el monólogo escrito e interpretado por Grethel Delgado, bajo la tutela artística de Michaelis Cué y la dirección general de Ariel Bouza (viernes y sábado, 8:30 p.m., y domingo, 5:00 p.m., sala Adolfo Llauradó). La novel creadora encarna a un travesti que paulatinamente va convirtiendo al espectador en partícipe de sus anhelos, miedos, sueños y fracasos. La autora señaló en conferencia de prensa que para construir estos relatos se valió en muchos casos de historias reales.
El viernes 30 y sábado 31, las tablas de la sala que lleva el nombre del protagonista de Retrato de Teresa y del tercer cuento de Lucía acogen la más reciente puesta del proyecto El Ingenio, con Juan Carlos Cremata al frente. Hablamos de Cloaca, de María Goos, una pieza que está considerada como la más famosa obra del teatro holandés contemporáneo.
Cloaca habla sobre la amistad. Nos ubica en el camino de cuatro hombres que se conocen desde la infancia y reflexionan en torno a los vínculos que los mantienen unidos incluso cuando la vida los pueda llevar por senderos diferentes. La pieza ha sido representada en muchos países y Cuba se inscribe en esa relación como el número 21.
Caminando unas cuadras, por la misma calle Línea llegamos al Centro Cultural Bertolt Brecht, donde en la sala Tito Junco se mantiene Rent (viernes y sábados, 8:30 p.m., y domingo, 7:00 p.m.). Mientras, el Café Teatro recibe los viernes y sábados, 8:30 p.m.; y domingos, 5:00 p.m., a Mefisto Teatro con Remembranzas. Bajo la guía de Heidy Villegas, el espectáculo hace gala de su título, ya que propone una selección de escenas pertenecientes al repertorio de la compañía. El auditorio podrá volver a momentos de Cabaret, Contradanza, Fresa y Chocolate, Canción de Rachel y Chicago.
Ponemos punto final a las propuestas de adultos con otros dos estrenos. El primero corresponde a Argos Teatro con Locos de amor (viernes y sábados, 8:30 p.m.; y domingos, 5:00 p.m., en su sede de Ayestarán y 20 de Mayo). La dirección artística pertenece a los jóvenes Yailen Copola y Yeandro Tamayo, tutelados por Carlos Celdrán.
La segunda novedad está en La Cobija (Reina, entre Gervasio y Escobar, Centro Habana). Se titula La lengua muerta (viernes, a las 9:00 p.m.), de Teatro Buscón, con puesta en escena de Simón Carlos.
Los niños tendrán igualmente muchísimas opciones. Destaca como una de las más atractivas Los Ibeyis y el diablo, unipersonal de Adalett Pérez Pupo, cultivador de la modalidad juego-enseñanza, que ha definido su estilo como titiritero a lo largo de casi 45 años de trayectoria. Cuenta la historia de dos hermanos gemelos que logran vencer la prepotencia del diablo valiéndose de la astucia, la inteligencia y los juegos.
Las Jornadas Villanueva cuentan entre sus momentos cumbres con el coloquio Noventa Estorinos, que anuncia conferencias, paneles, exposiciones, lecturas dramatizadas y puestas en escena.
La cita se desarrollará del 26 al 29 en Matanzas, en homenaje a los 90 años del desaparecido dramaturgo cubano Abelardo Estorino (nació el 29 de enero de 1925), premio nacional de Literatura (1992) y de Teatro (2002).