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Libros infantiles troquelados, novedad de la Feria Internacional del Libro

Estos ejemplares se convirtieron en una de las novedades más perseguidas de la recién concluida edición de la feria. Pilar F. Melo, estudiante del ISDI que laboró en ese proyecto, cuenta que la experiencia no será la única y que conjuntamente con Gente Nueva han de llegar otros textos maravillosos

Autor:

Jaisy Izquierdo

Los libros infantiles troquelados regresaron a las manos de los pequeños. El mundo taíno, que ilustra cómo vivían los aborígenes; La isla del coco, donde se cuenta una de las historietas del Capitán Plin; y el cuento de Dora Alonso, El caballito enano; se convirtieron en una de las novedades más perseguidas de la recién concluida edición de la Feria Internacional del Libro Cuba 2010.

Y no es para menos: ¿a qué niño no le gusta ver salir, como por arte de magia, a sus personajes favoritos, por entre el plano papel? Sin embargo, cuando conocí a Pilar F. Melo, pude descubrir que no se trataba de las mañas de un ilusionista, sino más bien del buen deseo y la voluntad de numerosos profesionales para devolvernos las historias más queridas de una manera más atractiva.

Al conversar con ella, que actualmente cursa el cuarto año de diseño gráfico en el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), se fue esclareciendo la historia que se alberga detrás de las plegaduras y las vistosas ilustraciones de El caballito enano, que la Editorial Gente Nueva nos regala en el centenario de su autora.

«Mi primer libro troquelado lo realicé cuando cursaba el tercer año de la carrera, como parte de un ejercicio académico de ilustración infantil. En aquella ocasión se me ocurrió, por divertirme, hacerlo de una manera diferente y me inspiré en aquellos libros rusos que poblaron mi infancia y de los cuales guardo un grato recuerdo. Escogí entonces el texto de El caballito jorobadito, y construí tres escenas del cuento con un diseño troquelado. Lo realicé a mano totalmente, con tres dobles páginas interiores, que eran resguardadas por la cubierta y la contracubierta.

«Aquel proyecto lo mandé al premio Ondi, en la categoría estudiante, y obtuve una mención. Cuando llegó la Feria del Libro y anunciaron que estaba dedicada a Rusia, me acerqué al Instituto Cubano del Libro y les presenté mi trabajo. Ellos no pudieron combinarlo con ningún proyecto conjunto con Rusia, pero se enamoraron de la idea y finalmente se dio la oportunidad de sacar esta edición de El caballito enano, y llevarlo a la realidad con Durero Caribe, quienes hicieron la impresión y el troquelado».

—¿Cómo fue el trabajo con la industria?

—Para lograr el libro tuve que ser muy flexible, y ajustarme a las condiciones tecnológicas, que eran limitadas. Ni la industria ni yo habíamos hecho antes esta clase de trabajo. Así que, cuando llevé mi primera propuesta, que era muy ambiciosa, ellos me dieron las especificidades tecnológicas de las que podría disponer, y a lo largo del camino me fueron acotando el trabajo.

—¿Cuáles eran estas características a las que tuviste que ajustar el diseño?

—El libro tenía que salir de una tira continua de cartulina que tuviera un solo pegado. A través de las plegaduras y los cortes es que salen todas las formas, lográndose así la tridimensión. La extensión máxima de esta tira continua de impresión y troquelado era de un metro, de manera que de esa medida tenía que salir todo el libro.

«Por eso, mi proyecto inicial sufrió una gran transformación: de ser un libro de 25 por 25 centímetros con ocho páginas interiores, se convirtió en este librito —que a mí me encanta y personalmente me satisface— pero que realmente es una obra pequeñita.

«Esto ocasionó que se tuviera que realizar una selección del cuento original de Dora Alonso, porque al reducirse el número de páginas, el texto aparecía con una letra muy pequeña, que resultaba incómoda para la lectura. Dicha selección estuvo a cargo de Mirta Andreu, la heredera y quien fuera editora de Dora Alonso. Ella redujo el cuento a su mínima expresión, a la vez que conservaba su esencia».

—¿En qué pensaste primero, en las ilustraciones o en el troquel?

—Gente Nueva me pidió que hiciera un troquel que en próximos años pudiera servir de base para otras ilustraciones, que acompañarían nuevas historias de cuentos.

«Primero hice un troquel con formas generales sobre las cuales yo pudiera ilustrar. Me organicé a partir de módulos, donde ubicaba un volumen a la derecha, uno a la izquierda y algún detalle en el fondo, que me posibilitaran, al ilustrar, transmitir la impresión de tres planos en el espacio. Con este diseño podía no solo crear una escena en el campo para El caballito enano; sino también serviría para ambientar, por ejemplo, Blancanieves, colocando atrás la lejana cabaña de los enanos».

Entonces, Pilar cuenta que esta experiencia no será la única para moldear troqueles de fantasías, y que conjuntamente con Gente Nueva han de llegar otros textos maravillosos: «Me encantaría hacer algo con los poemas de Martí, con esos versos que no son muy largos y que de alguna manera cuentan una historia, como La bailarina española o Los dos príncipes».

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