El mar no perdona. Autor: Yuniel Labacena Romero Publicado: 29/11/2022 | 10:02 pm
Desde el 28 de octubre último la noticia de que una lancha rápida procedente de Estados Unidos —la cual violó el mar territorial de Cuba en una operación de tráfico de personas—, se hundió al norte de Bahía Honda, Artemisa, al colisionar con una unidad de superficie de Tropas Guardafronteras durante su identificación, despertó no pocas interrogantes.
Como apuntó una nota del Ministerio de Interior (Minint), las autoridades competentes realizaban las acciones investigativas pertinentes para el esclarecimiento de este doloroso hecho, en el que perdieron la vida siete personas, entre ellos una niña de dos años.
Precisamente, este martes —durante un programa especial de la Televisión Cubana— se dieron a conocer los resultados de la comisión que trabajó en la indagación, y se confirmó que estamos en presencia de una operación de tráfico de personas organizada desde la Florida, en Estados Unidos, por cubanos residentes en ese país, que incluso habían cumplido sanciones en nuestro territorio por dedicarse a este tipo de actividad.
Así lo explicó el coronel Víctor Álvarez Valle, segundo jefe del órgano especializado de la Dirección general de Investigación criminal del Minint, quien además detalló que en el momento en que se produce el siniestro venían dos lancheros (uno está actualmente detenido y el otro falleció en el momento del suceso). «Los participantes en este hecho se reunieron desde el día 27 en Bahía Honda con la finalidad de abordar la embarcación procedente de Estados Unidos, que tenía previsto llegar ese día.
«Esta es una zona apartada, inhóspita, de mangle, sin condiciones para la estancia de personas ni lugares para cocinar, fuera de la vista, incluso de las autoridades», explicó. Pero, apuntó, la embarcación presentó problemas técnicos en uno de los motores y no pudo llegar. «Las personas se mantuvieron en el lugar hasta las 8:30 p.m. de la noche del día siguiente en que la lancha se acerca a nuestras costas, aproximadamente a 150 metros».
Se trata de una embarcación que había sufrido un grupo de transformaciones desde el punto de vista estructural, diseñada originalmente para el paseo de seis personas, y fue modificada para buscar mayor capacidad (abordaron el medio de transporte un total de 24 personas, divididas en 16 hombres, siete mujeres y una niña), lo que lleva a disminuir su seguridad para la navegación en aguas profundas, según explicaron los miembros de la comisión, y consta en los testimonios que narraron los implicados en el suceso.
¿Cómo ocurrió la colisión?
La existencia de marejadas de entre 0,5 y 1,5 metros de altura y la poca visibilidad asociada a la fase de Luna Nueva, certificadas por el Instituto de Meteorología, muestran que existían condiciones complejas para la navegación. «Cuando llega la lancha todo era totalmente oscuro, el mar estaba movido y fue bastante engorroso abordar la embarcación. Las personas comenzaron a montarse de forma desorganizada.
«Es en ese momento cuando una lancha patrullera de las Tropas Guardafronteras, que cumplía con su deber de protección de nuestras fronteras y medios, la ilumina y la detecta», argumentó Álvarez Valle.
Entonces, añade, el lanchero, al percatarse de la presencia de las tropas cubanas, «casi de una manera provocativa, gira delante de la lancha guardafrontera con la finalidad de evadir la identificación, y les informa a todos: «viene la griffin», y da potencia a los motores.
«Se produce un golpe que las propias personas que viajan lo sienten, y le piden al lanchero que “aminore la velocidad, que aquello se iba a partir”. Ahí uno de los motores choca contra el fondo marino y queda inhabilitado, producto del cambio súbito de velocidad y al encontrarse en una zona baja. En ese momento no hay ningún impacto de ninguna lancha.
«La embarcación patrullera va a la izquierda, la otra va delante, y a la distancia de 1,8 millas la lancha infractora —que ya casi era ingobernable— realiza otro giro brusco hacia la dirección de la unidad de superficie de Tropas Guardafronteras, interponiéndose en su tránsito», narró el segundo jefe del órgano especializado de la Dirección general de Investigación criminal del Minint.
Detalló que el barco de menor envergadura se interpone en el camino del patrullero y este disminuye a cero su velocidad en cuestión de segundos.
«Según nuestros especialistas, los procedimientos que empleó nuestra tripulación estuvieron determinados por el interés de evitar un impacto con la otra embarcación. Las investigaciones han arrojado que no hubo acciones invasivas ni agresivas sobre la lancha infractora, sencillamente la iba acompañando», significó Álvarez Valle.
¿Qué dicen los peritos?
Para la investigación del caso se creó un equipo de trabajo de la Dirección de Criminalística, que dirigió la investigación en un inicio y en cumplimiento del artículo 188 de la Ley 143 de Proceso Penal, que facilita al instructor penal traer a especialistas de experiencia en otras ramas como son Transporte y Seguridad marítima.
Numerosas transformaciones se realizaron al diseño original del barco.
En tal sentido, el teniente coronel Libán Rodríguez Hernández, primer perito de la Unidad de Enfrentamiento de la Dirección general de Investigación criminal del Minint, aseguró que el lugar donde se produjo el incidente es una zona baja, en la que el motor rozó con el fondo del mar. Al levantarse este motor, explica, ello incidió en que la embarcación comenzara a ser inestable.
También se refirió a las transformaciones en el diseño original del barco, entre ellas que la cubierta original fue totalmente retirada para construir otra, por debajo de la línea de flotación, lo que debilitaba la estructura original. Se le realizó una extensión de la popa y, además, fue quitado su motor interno para acoplarle dos motores fuera de borda.
«Estas modificaciones tenían el propósito de aumentar la capacidad de carga de la embarcación, por encima de los parámetros para los cuales fue diseñada, y buscar mayor potencia en la navegación», explicó Rodríguez Hernández, quien destacó que aun cuando el Comandante hizo todas las maniobras para evitar el impacto, no es como un automóvil, que puede frenar.
«Él reduce su marcha a cero, pero mantiene la velocidad. En caso de que hubiese ocurrido un impacto totalmente de frente, en un ángulo de 90 grados, no hubiéramos apreciado grietas, sino la ausencia total de material en toda el área de contacto y las características reflejadas del objeto que la produce», esclareció.
Violaciones en acción
Las autoridades de la Administración Marítima de Cuba (AMC), perteneciente al Ministerio de Transporte, aludieron a que nuestra unidad de superficie de Tropas Guardafronteras realizó varias operaciones para evitar el abordaje de la lancha infractora, entre ellas tratar de mantenerse alejada del lugar próximo de la colisión. Así lo comentó el ingeniero Juan Manuel Jiménez Hernández, jefe del Departamento de Seguridad para la Navegación de la AMC.
Entre las violaciones detectadas durante las indagaciones, mencionó que la lancha infractora carecía totalmente de iluminación y los pasajeros no llevaban adosados los chalecos salvavidas al abordar la nave. «Además, la embarcación solo contaba con 16 aditamentos de este tipo de dispositivos de protección, para un total de 26 tripulantes».
Igualmente, no existía ningún chaleco salvavidas para niños, por lo cual la menor de edad a bordo iba totalmente desprotegida. No llevaban ningún extintor, y así incumplían las medidas de seguridad a adoptar cuando se viaja con tanques de combustible. También fue apagado el GPS portátil de la lancha infractora.
Este hecho demuestra, como decía el 30 de octubre último Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, que «hay una responsabilidad ineludible del Gobierno de Estados Unidos en el estímulo a la emigración irregular desde Cuba y el tráfico de personas. La aceptación de quienes arriban, la Ley de Ajuste y el bloqueo económico incentivan la migración irregular y alimentan a quienes lucran con el tráfico».