Museo de la Revolución. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 18/05/2021 | 09:55 am
Acercarnos al Complejo de Museos Histórico – Militares (CMHM) de la capital cubana, que agrupa no solo al Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, la Fortaleza San Carlos de la Cabaña y el Castillo de los Tres Reyes del Morro, sino también al Museo de La Revolución, el Monumento Nacional El Cristo de La Habana y el Centro Cultural Casa del Che, es recibir una clase de historia en la que se unen tradición y modernidad, pasado, presente y futuro, y se entrelazan las más diversas disciplinas del saber.
Estas instituciones cumplen un rol imprescindible en la sociedad por la preservación y divulgación de los altos valores patrimoniales que atesoran sus colecciones, así como el reconocimiento nacional e internacional de que gozan, como elementos identitarios de la historia, la cultura y la identidad cubana; siendo de obligada visita para nacionales y extranjeros, así como escenarios de múltiples acontecimientos. Propician, además, el diseño y montaje de exposiciones, son escenarios continuos de importantes eventos culturales y proyectos educativos y socio-culturales, dedicados a la formación y esparcimiento de la familia cubana.
José Andrés Pérez Quintana, director del Museo de la Revolución. Foto: Cortesía del entrevistado.
A propósito del Día Internacional de los Museos, dialogamos con el historiador José Andrés Pérez Quintana, director del Museo de la Revolución, considerado uno de los más importantes de Cuba por la cuantía y valor de sus colecciones, así como la constante labor cultural, histórica y política que realiza; un sitio de indispensable visita para cubanos y visitantes de otras partes del mundo, donde se exhibe el devenir del proceso revolucionario del pueblo cubano.
¿Cómo recuerda en una fecha como esta, a quienes fundaron e hicieron posible que existiera el Museo de la Revolución?
La fecha nos da motivos para reflexionar acerca de la sostenida vocación del Estado cubano por preservar el valioso patrimonio de la Nación. Muchos son los combatientes de nuestra última contienda por la liberación nacional que recuerdan la callada y persistente labor de Celia Sánchez, aún en medio del fragor de los combates y lo azaroso del bregar guerrillero, por rescatar y preservar el legado histórico que se generaba en la revolucionaria convicción de tener definitivamente Patria. Cada orden, comunicación, carta o nota, por sencilla que pareciera, era resguardada en su mochila y con ello se forjaba el patrimonio de la Revolución.
A pocas semanas del triunfo de enero, el 16 de marzo de 1959, escribía al comandante de la sonrisa y el sombrero amplios: «Querido Camilo: He comenzado a poner todo el archivo de la guerra en plástico…que será el archivo de uso y el auténtico para nuestro museo...».
Celia, sin embargo, no estaba sola en su empeño. Nuestros principales dirigentes sabían que las recién concluidas batallas y la muerte de miles de los mejores hijos de Cuba, con la evidencia patrimonial que ello hizo germinar, eran la demostración mejor para desterrar tiempos de desgobiernos, satrapías y entreguismo.
Con estos antecedentes, resulta coherente la fundación del Museo de la Revolución el 12 de diciembre de 1959, mediante el decreto No. 17 de ese año del ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Comandante Raúl Castro Ruz. Aquel decreto disponía: «Crear el Museo de la Revolución cuya finalidad será exponer de modo permanente los elementos de que se valió el pueblo para conseguir tras cruenta lucha y sacrificios su libertad y soberanía, sirviendo de recuerdo y ejemplo a las presentes y futuras generaciones».
La decisión determinó que fuera este uno de los primeros museos fundados por la Revolución y tuvo su primera ubicación en el viejo castillo de La Punta. Vendrían luego las faenas para dejar constituida la primera exposición permanente, el 25 de julio de 1963, en la base del monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución. En enero de 1974, el Museo de la Revolución quedó instalado en el antiguo Palacio Presidencial. Se concretaba una idea expresada por el Comandante en Jefe, el 8 de enero de 1959, en la Terraza Norte del edificio. Aquel día Fidel expresó: «…sé que el pueblo no le tiene ningún cariño a este edificio… Habrá que buscar en el futuro, un uso para que el pueblo le tome cariño a este lugar».
No fue una decisión impensada. Había sólidos fundamentos: era el lugar del intento de Rubén Martínez Villena por bombardearlo, del gesto digno de Mella ante Zayas, de las radicales leyes de Guiteras, de las protestas del estudiante Fidel Castro, del asalto glorioso del 13 de marzo de 1957, de la puesta en marcha del programa de la Revolución, del último discurso de Camilo, de la declaración del Che como ciudadano cubano por nacimiento, de la creación de las Milicias y los CDR.
Hubo, sin embargo, una relación especial del líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro y del General de Ejército, Raúl Castro, con el Museo.
De Raúl se recuerda mucho su visita, el 2 de diciembre de 1998, en compañía del Comandante de la Revolución Juan Almeida para rendir homenaje ante la Llama Eterna a los Héroes de la Patria Nueva. No menos emocionante fue la del 2 de diciembre de 2006, cuando acompañado de un grupo de renombrados artistas de la plástica recorrió el Memorial Granma.
Habían inaugurado en el Museo Nacional de Bellas artes El Arca de la Libertad, una instalación dedicada al aniversario 50 del desembarco de la pequeña embarcación con la que se inició la gesta de la libertad definitiva para la Patria. Aquella noche, entre ocurrencias, bromas y anécdotas de la travesía del Granma y de la Sierra, Raúl fue jefe, compañero y amigo cercano. Un privilegio fue, también, tenerlo el 28 de enero de 2018, poco después de inaugurada la estatua del Héroe Nacional en el parque frente al Museo.
Inauguración del Memorial Granma en el Museo de la Revolución. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Del Líder Histórico de la Revolución también son muchos los recuerdos. Casi toda la mañana de 12 de abril de 1996, Fidel recorrió el Memorial Granma acompañado por periodistas norteamericanos de la cadena CBS. Se abordaron temas de la guerra de liberación nacional, la Crisis de Octubre, las relaciones con la Unión Soviética, los vínculos Cuba-Estados Unidos y la travesía del Granma. Compartió con ellos Norberto Collado, timonel del yate. Memorable fue, igualmente, su presencia en el Salón de los Espejos el 26 de septiembre de 1998. La amenaza a La Habana del huracán George condicionó la decisión de hacer la apertura del evento en este lugar. Más de 1200 delegados lo acompañaron ese día.
El 28 de septiembre de 2010 estuvo por última vez en el Museo. Cumplía una promesa hecha hacía 50 años. En la explanada frente al edificio, el Comandante en Jefe vino a celebrar con los cederistas el medio siglo de creada la organización. Los llamó a cumplir la promesa hecha el día fundacional de mantener y defender a toda costa la Revolución.
Fidel y Raúl siguen acompañándonos, cada día, en cada cosa que hacemos y perfeccionamos.
¿Cuáles son los retos y desafíos que se imponen?
El Museo de la Revolución que, junto al Parque Histórico Militar Morro Cabaña, integra el Complejo de Museos Histórico Militares mantiene el compromiso y deber de salvaguardar una colección de casi nueve mil bienes patrimoniales que son verdaderos tesoros de historia revolucionaria de nuestro pueblo. Los años que corren son, necesariamente, de intenso bregar.
El lema bajo el cual fue convocada este año la celebración del Día Internacional de los Museos El futuro de los museos: recuperar y reimaginar, se ajusta muy bien a los propósitos de su colectivo.
Memorial Granma, en el Museo de la Revolución. Foto: Cortesía del entrevistado.
Comprometidos están con el avance del proceso de intervención múltiple del inmueble. Dicho proceso no solo implica complejas acciones en el rescate constructivo y de sus valores patrimoniales. Es también el esfuerzo por renovar la propia exposición permanente. Museólogos, museógrafos y otros profesionales trabajan porque la asimilación de nuevos códigos de comunicación, el uso de las Tecnologías de la Información y la exhibición del Patrimonio de la Revolución, permitan la reapertura de un museo de la contemporaneidad, comprometido con la formación de valores en los cubanos de hoy y con la transmisión de nuestra Historia a quienes nos visitan provenientes de otros países.
Hace más de 130 años José Martí con su preclara visión sentenciaba: «Ya las exposiciones no son lugares de paseo. Son avisos; son lecciones enormes y silenciosas; son escuelas. Pueblo que nada ve en ellas que aprender no lleva camino de pueblo».
El Museo de la Revolución seguirá haciendo de nuestra historia, el valladar y la lección enorme que demanda nuestro pueblo.
(Tomado de www.pcc.cu)