Con aroma de café

La tupida vegetación, el endemismo de la fauna y los angostos senderos fuertemente dañados por los deslizamientos de tierra y el efecto del agua que cae a raudales de la serranía al menor temporal, advierten cuánto hemos avanzado en nuestro afán por conocer a quienes fomentan el cultivo del café en las más fértiles tierras del Escambray cienfueguero: los soldados del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).

Y es que allí donde solo habitan quienes se resisten a sustituir la tranquilidad de las montañas por el bullicio de las ciudades, la brisa montuna mitiga el intenso sol tropical y los enormes mameyes dan apetitosos frutos, estos jóvenes materializan el sueño de incrementar la producción cafetalera en la región.

A un pequeño grupo de ellos los encontramos labrando la tierra justo a la sombra del árbol escogido por una pareja de tocororos para anidar a sus crías. Son cinco en total y sus rostros advierten que no sobrepasan los 21 años de edad, pero ni las cámaras de la televisión, ni las preguntas de los periodistas recién llegados detienen su faena.

Están haciendo una resiembra de café, nos explicó el primer teniente Duniesky Mosquera López, jefe de producción de la Jefatura del EJT de la región, muy cerca de donde Osvel, Henry, Ángel Luis, Roger Daniel y José, machete en mano, preparan el sombreado terreno para plantar nuevos y más resistentes cafetos.

Todos los campos de la Granja Estatal del EJT de Aguacate, a la que pertenece esta escuadra, fueron severamente afectados por el huracán Irma. Con la pérdida de alrededor del 30 por ciento de su población cafetalera, la recuperación se volvió tarea de orden para quienes cumplen allí su etapa de Servicio Militar Activo. Casi siete meses después del paso del meteoro los resultados comienzan a florecer en la zona.

Para estos jóvenes electricistas, albañiles y talabartelos por sus estudios de nivel medio, las labores que realizan aquí distan mucho de las profesiones que escogieron en sus municipios de procedencia, pero gracias a la preparación y atención recibidas desde su llegada al campamento, hoy contribuyen directamente a los objetivos del mando militar de aumentar la producción y los rendimientos en la zona, así como disminuir las importaciones de este rubro en el país.

Al respecto Mosquera López precisó que este grupo cafetalero todavía no tiene un peso importante en la producción nacional, pero es el único que hoy accede a las mejores tierras del Escambray, esas a las que ninguno de los principales productores del sector explota por lo intrincado de su ubicación.

Con este elemento a favor, el más joven Ejército de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, sueña con alcanzar en breve tiempo volúmenes productivos que ubiquen a su principal renglón productivo en un lugar cimero dentro del mercado nacional, e incluso, internacional.

Al primero ya llegan con otros cultivos como parte de la diversificación de la producción. Así lo aseguró el mayor Carlos Manuel García Calunga, segundo jefe de la Territorial del EJT en el Escambray, durante un encuentro con la prensa.

Aunque este no es su principal renglón exportable, ni la principal función social de la actividad —el autoabastecimiento de las tropas— argumentó que periódicamente sus ocho unidades destinan a la venta pública en ferias y mercados agropecuarios de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus carne de cerdo, huevos y leche, asi como algunos vegetales y hortalizas como tomate, lechuga y col, y viandas y frutos como la yuca y el plátano.

Un producto de altura

El macizo montañoso de Guamuhaya cuenta con las plantaciones cafetaleras más altas del país (hasta 800 metros sobre el nivel del mar en Topes de Collantes), que junto a sus similares de zonas vecinas de Manicaragua (Villa Clara) y Cumanayagua (Cienfuegos) aportan la materia prima para la afamada marca Crystal Mountain, con reconocido prestigio en el mercado del grano.