Primera plana del periódico Sábado, correspondiente al 10 de mayo de 1958. Autor: Archivo Semanario 26 Publicado: 21/09/2017 | 06:31 pm
LAS TUNAS.— El segundo domingo de mayo constituye una fecha emblemática en el calendario de la sensibilidad. En efecto, en muchas naciones se distingue esa jornada para potenciar en los corazones el amor entrañable por quienes, al decir del poeta, «son las únicas personas que siempre están disponibles».
El más remoto homenaje a las madres data del año 250 AdC, cuando en la Grecia clásica ofrendaban un día a la diosa Gea, mujer de Cronos y progenitora de Plutón, Júpiter y Neptuno. Con idénticos propósitos, los romanos consagraron luego tres fechas de marzo a Cibele, deidad de la naturaleza y la fecundación.
Antes de que los conquistadores españoles arribaran al Nuevo Mundo, aborígenes honraban la maternidad en la figura de la diosa Coyolxauhqui, madre de Huitzilopochtli, el guerrero emblemático de los aztecas. Como prueba de adoración, le hacían liturgias con regalos de oro y plata alegóricos a la Luna.
Una vez al año, los celtas agradecían a la diosa Brígida por la primera leche ordeñada en la temporada. Por su parte, los ingleses del siglo XVII veneraban a la virgen María, madre de Jesús. El acto se combinaba con la entrega de obsequios a las madres el cuarto domingo de cuaresma. Los criados que vivían lejos recibían permiso para visitarlas y compartir en familia un pastel.
Irrumpe el día de las madres
Se le atribuye a la poetisa norteamericana Julia Ward, autora del Himno de Batalla de la República, el haber sido la primera en proponer la instauración de un día para las madres. «Son ellas las que más sufren la pérdida de sus hijos en las guerras. Debemos apoyarlas y convertirlas en abanderadas por la paz», dijo en el documento de solicitud, fechado en 1872.
Su propuesta nunca se concretó, pero devino referente para que su compatriota Anna Jarvis, afligida por la muerte de la autora de sus días, iniciara en 1907 una cruzada nacional por correspondencia para darle curso a aquel noble objetivo. Persistió tanto que obtuvo el apoyo de muchas personas, entre ellas influyentes ministros, congresistas y empresarios.
El primer Día de las Madres aceptado oficialmente tuvo lugar en una iglesia episcopal de Virginia Occidental, el 10 de mayo de 1908, segundo domingo del mes y aniversario del fallecimiento de la mamá de Anna Jarvis. Como las flores predilectas de la difunta eran los claveles, desde entonces los de color rojo honran a las madres vivas y los blancos a las fallecidas.
En 1910 la iniciativa había prendido en todos los estados de la Unión. ¡Hasta el Congreso debatió un proyecto de Ley para concederle carácter oficial! Por fin, en 1914, el presidente Woodrow Wilson firmó el decreto y proclamó el segundo domingo de mayo como Día de las Madres en Estados Unidos. Ya estaba creada la Asociación del Día Internacional de las Madres, con el propósito de extender la festividad a otras naciones.
En cuba
Las fuentes que abordan la introducción del Día de las Madres en Cuba señalan a Santiago de las Vegas como el primer pueblo que festejó esa fecha. Y citan a Víctor Muñoz, un periodista de la época, como su promotor, a partir de una crónica titulada Mi clavel blanco, publicada en el diario El Mundo el domingo 9 de mayo de 1920. Decía: «El día de hoy es el segundo domingo de mayo, que los americanos consagran como el Día de las Madres, y que muchos cubanos quieren destinar al mismo objeto».
Se asegura que aquel día el teatro del Centro de Instrucción y Recreo de la localidad se colmó. La convocatoria fue alentada por varios intelectuales, encabezados por Francisco Montoto. El programa incluyó los versos de José Martí dedicados a Doña Leonor Pérez, y el poema A mi madre, de Diego Vicente Tejera.
Se dice que fue esa la primera celebración del Día de las Madres en Cuba. El 22 de abril de 1921, siendo Muñoz concejal del Ayuntamiento capitalino, propuso y logró instaurarla en La Habana. En 1928, a propuesta del senador Pastor del Río, la Cámara de Representantes le dio carácter de Ley. Así el segundo domingo de mayo se oficializó como Día de las Madres en Cuba.
Primero en puerto padre
Pero existen pruebas de que Puerto Padre fue la primera localidad cubana en instaurar el Día de las Madres. Ocurrió el martes 6 de abril de 1920, es decir, 33 días antes de que Santiago de las Vegas organizara su ofrenda. Lo ratifica una nota publicada en el semanario local Sábado, el 19 de abril de 1952. Dice:
«El Día de las Madres, tan emocionalmente celebrado siempre en Cuba por iniciativa del laureado periodista Víctor Muñoz, se celebró por primera vez en Cuba en la ciudad de Puerto Padre, por feliz idea del maestro masón Doctor Eduardo Queral Mayo. Con eso no queremos quitarle gloria a quien tiene todo nuestro respeto, pero sería bueno que todo se aclarara (...) Según consta en las actas de la Logia Los Perseverantes, hay un acuerdo que vamos a copiar con certificación del Secretario de aquella venerable Logia y que dice así:
“Atendiendo que es un deber de todo masón reverenciar a los padres y ayudar al mejoramiento moral e intelectual de la Humanidad, los abajo firmantes proponen:
“Que sea celebrado el primer domingo de mayo (el Día de las Madres) en cualquier manera que tienda a demostrar el cariño y el agradecimiento a que es deudor todo hijo.
“Asimismo, proponen que sea designado el primer domingo de junio a igual fin con relación a los padres.
“(Fdo.) Dr. Eduardo Queral Mayo, Enrique Pérez e Ismael Piedra (Aprobado en el Taller, 6 de abril de 1920)”».
Según se colige, no solo se trata de que Puerto Padre fue el pionero en instituir en Cuba el homenaje a las madres, el 6 de abril de 1920. También fue el primero en celebrarlo en toda la Isla. Ocurrió el 2 de mayo de 1920, primer domingo de ese mes, es decir, una semana antes del festejo en Santiago de las Vegas. Lo corrobora un editorial publicado en Sábado, el 10 de mayo de 1958, y dirigido al periodista Guillermo Gener, quien escribía a la sazón en el diario habanero Prensa Libre. Allí se lee:
«Nos hacemos eco en la primera plana de una verdad que no admite polémica. Guillermo Gener, un periodista que tanto nos agrada leer por su forma llana y sencilla de expresarse, en el colega Prensa Libre, quiere hacer justicia a un grupo de poetas, literatos y periodistas de Santiago de las Vegas y nos habla por tanto de la gloria de haberse instituido en aquella ciudad por primera vez en Cuba en 1920, el Día de las Madres.
«Nos da datos, nos refiere asuntos, nos busca documentos. Prácticamente nos lleva al convencimiento de que en Santiago de las Vegas se celebró por primera vez ese gran día en nuestra nación. Pero hay un error, sencillamente porque Guillermo Gener no leyó nuestra edición del 19 de abril de 1952, donde publicamos documentos auténticos acreditativos de que en Puerto Padre se celebró el Día de las Madres el primer domingo de mayo de 1920. En Santiago de las Vegas tuvo efecto el segundo domingo de mayo de 1920, es decir, una semana después.
«A nosotros nos luce, por referencias de nuestro amigo, el profesor Demetrio Rivero Simón, natural de Santiago de las Vegas, que Guillermo Gener es de aquella simpática ciudad. Bien hace entonces Gener en defender su suelo natal, si es que esto es verdad; pero mejor haría Gener, si salvando localismos, se hiciera eco de esta verdad que seguramente él desconocía, y le diera a Puerto Padre la gloria que bien merece».
Un año después de celebrado en Puerto Padre el Día de las Madres, la capital cubana celebró el suyo con gran esplendor. Por entonces ya residía en aquella ciudad el doctor Eduardo Queral Mayo, quien cursó un telegrama a sus hermanos de la logia Los Perseverantes, en los siguientes términos:
«Plaza Habana, Mayo 8 de 1921, las 1.20 pm.
Rafael Nadal
Puerto Padre
Celébrase éxito fiestas de las Madres al igual que establecidas por mí hace un año primero en Cuba.
(Fdo.) Dr. Queral».
Arraigada está en la opinión pública la certeza de que fue Santiago de las Vegas la pionera en celebrar en Cuba el Día de las Madres, y estos elementos atribuidos a Puerto Padre llegaron, a todas luces, demasiado tarde. Nadie pretende cambiar el orden establecido. Todo continuará como hasta hoy. Se trata —lo he dicho antes— apenas de una pincelada sobre una ciudad donde la cultura ha gozado siempre de un excelente caldo de cultivo.