Dilma muestra con alegría la cinta de la inauguración. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:44 pm
Dilma levanta la pequeña cinta tricolor. Raúl también sonríe satisfecho. Yo no quepo de orgullo por Mariel, el pueblo donde se asentaron y siguió prolongándose la familia de mis abuelos emigrantes, donde mi madre repetía una y otra vez el sexto grado porque hasta ahí llegaba la escuela y se le hacía imposible ir a Guanajay, donde hubiera podido continuar los estudios.
Quizá hoy, 27 de enero de 2014, la enorme explanada exenta de árboles, donde es evidente el movimiento de tierra de la construcción que continúa, no sea el paisaje verde junto al mar que recordaban con añoranza las Martín, que fueron llegando a La Habana, y contaban a la prole citadina; sin embargo, la belleza del entorno es otra y llega hondo.
Se levanta y crece con las enormes grúas que ostentan los colores verde-amarillo de la bandera asociada en una inversión de avanzada, de última tecnología, de la cual todos los cubanos debemos sentirnos esperanzados y confiados. Es la TC Mariel, en el término breve, y Terminal de Contenedores del Mariel, si le damos toda su magnitud a esta área de la Zona Especial de Desarrollo, un megaproyecto donde nos hemos dado las manos solidarias y complementarias Cuba y Brasil.
También la presidenta Dilma expresaba su orgullo tras cortar la cinta inaugural, en la sencilla ceremonia en que está encerrado un trabajo descomunal de tres años —y es solo el comienzo—, para poner hoy en el mapa económico de la región el primer megapuerto caribeño, donde pueden recalar los buques contenedores imposibilitados de entrar en la rada habanera, que prioriza su belleza ambiental en busca de la eficiencia en otra rama de crecimiento, la industria sin chimeneas, el turismo, porque las dimensiones de profundidad de su canal son ya menores que las de los buques actuales.
En el Mariel, el dragado en las azules aguas de la bahía de la costa norte ha llevado sus posibilidades hasta permitir la entrada y salida de barcos de gran calado, por lo que algunos de los ejecutores y especialistas, cubanos o de otras nacionalidades, atestiguan que será uno de los puertos más modernos del Caribe y probablemente de América.
Brasil cree y apuesta a ese potencial económico de Cuba, que emana de su posición geográfica estratégica en el Caribe y su continuo desarrollo industrial, así igualmente se vence el injusto bloqueo contra Cuba.
También Charles Baker, director general de la TC Mariel, quien lleva 15 años de labor con el personal cubano que considera altamente preparado, resaltó esa fuerza técnica trabajadora, en la presentación que hizo ante la prensa nacional y extranjera que daba cobertura a la inauguración.
Tal y como hicieron los presidentes Dilma, Raúl, Evo, Maduro y la primera ministra Portia, el tumulto de hombres y mujeres de la prensa recorrimos el lugar, el amplio muelle, las grúas de poderosa eficiencia, supimos de los contenedores refrigerados ya en funcionamiento exitoso, las vías terrestres y las ferroviarias para la carga de importaciones y exportaciones, del primer barco que arribó y fue operado con eficiencia…
Lo reconocía en detalle nuestro Presidente, Mariel se levanta como modelo de lo que puede hacerse en el socialismo «Gracias al esfuerzo y dedicación de proyectistas, constructores, inversionistas, operadores, así como la colaboración de otras instituciones y empresas nacionales y extranjeras».
Es el salto de la escuelita primaria de un pueblito costero de pescadores y campesinos a un estadio superior que lleva a una Patria que será, sin duda, próspera.
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