Es importante que la prensa logre jerarquizar los temas de la sociedad cubana. Autor: Marcelino Vázquez Hernández/AIN Publicado: 21/09/2017 | 05:36 pm
El reconocimiento de que más allá de aciertos o errores la prensa cubana necesita parecerse cada vez más a su tiempo y situar en los medios los debates, transformaciones y realidades que vive el país, fue el denominador común de las intervenciones sobre el papel de los periodistas en la Cuba actual, durante el Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba.
Fortalecer la credibilidad en los medios y a la vez convertirlos en un mecanismo de control popular, eliminar regulaciones externas, aumentar la profesionalidad y mejorar las condiciones materiales, fueron planteamientos comunes de delegados e invitados.
Más allá de puntos de vista y enfoques diferentes, se subrayó la necesidad de los espacios de debate y de eliminar los vacíos informativos, pues en la sociedad cubana el silencio puede ser el mayor cómplice de quienes pretenden subvertir lo logrado.
Se trata, por encima de todo, de reconocer los problemas del Periodismo y la comunicación en Cuba, que va más allá de transformaciones parciales o curas emergentes, y que pasa por repensar no solo desde el ámbito periodístico, sino desde el político y con la participación de la sociedad, qué medios queremos, para qué los queremos y cómo deben ser gestionados para responder a los intereses del pueblo.
Intervenciones especiales al inicio de las sesiones de trabajo como las de la editora de CubaDebate, Rosa Miriam Elizalde o el conductor de la Mesa Redonda y Doctor en Ciencias de la Comunicación Raúl Garcés, dieron paso a un debate que tuvo como eje central a la prensa como sistema, y las aspiraciones y escenarios en los cuales se desenvuelve actualmente.
Rosa Miriam señaló factores como las complejidades materiales en las que se desarrolla la labor periodística, así como las excesivas regulaciones externas a los medios, los cuales influyen en la desprofesionalización del sector, y el poco abordaje de temas sustanciales y críticos.
Remarcó la convergencia de los medios de comunicación tradicionales con los nuevos medios sociales asociados a la Internet, lo cual complejiza el desempeño de los primeros, los obliga a actuar con inmediatez y cambiar su relación con los públicos.
«Muchas veces somos capaces de mirar a lo lejos y no a lo cerca, y por ello en algunas ocasiones hacemos un eufemismo de lo foráneo mientras hablamos de un paraíso doméstico», acotó por su parte Raúl Garcés.
En una sociedad que tiene cada vez una mirada más aguda, culta e instruida, las regulaciones externas a la prensa que impiden cumplir con su rol de situar temas al debate público y buscar consensos entre todos, nos hace ser cada día menos creíbles, y esa situación complica el accionar de la prensa, pero también la credibilidad del Estado, del Gobierno, de las autoridades, de la propia Revolución, reafirmó.
Al abrir el debate sobre estos temas, José Alejandro Rodríguez, periodista de Juventud Rebelde, se preguntaba: ¿Qué es ser un periodista revolucionario hoy? ¿Acaso un amanuense de la rutina, un exégeta de lo inerte, el vacuo propagandista de cuarta categoría? ¿Qué es ser leal hoy, desde la comunicación, si no atreverse a avanzar, sin esperar tantos permisos y salvoconductos, y arriesgarlo todo, incluso por campos minados de obstáculos, en pos de mejorar y salvar la Revolución que nos sigue desafiando?
Por su parte, el periodista radial de Villa Clara, Abel Falcón, expresó su convicción de que solo será fértil una resolución sobre el carácter de la prensa, si cambia el pensamiento y la actuación de todos los decisores en los procesos de comunicación, pues por momentos parece que hay más secreto que nunca después de un VI Congreso del Partido y de su Conferencia Nacional, que se pronunciaron en contra de ello.
Es importante, añadió, que la prensa logre jerarquizar los temas de la sociedad cubana porque lo que no hacemos nosotros otros lo harán, y no con buenas intenciones. «Una prensa transparente refuerza la transparencia del Estado», añadió.
Igualmente, Yosvany Albelo, de la televisión matancera, llamó a crear ambientes creativos de trabajo, a que las direcciones de los medios se organicen adecuadamente, así como a cambios en las políticas editoriales, eliminar la demasiada verticalidad y el esperar por las orientaciones de arriba para abordar un tema o definir una cobertura.
Ana Teresa Badía, reportera radial, señaló que hoy es imprescindible transformar el sistema de prensa en Cuba como garantía de lealtad al ciudadano común que cada día necesita más explicaciones.
La credibilidad solo la lograremos si la prensa se parece cada vez más a la gente, con multiplicidad de fuentes periodísticas y de géneros. Y no solo precisamos una ley de prensa, sino cambiar manuales de redacción que pertenecen a épocas pasadas, pues la inmovilidad comunicacional provoca la exclusión por parte de las audiencias.
A su vez, Omar George, llamó a facilitar que la prensa acompañe de manera más eficiente la lucha contra la corrupción, y a su vez a divulgar los hechos que pueden coadyuvar a la prevención de estos fenómenos.
No solo se precisan medidas judiciales o administrativas, hay que apelar más a la participación popular, a reflejarlos públicamente.
Sin embargo, también los periodistas precisan mirarse hacia adentro, para encontrar los problemas que atañen a su preparación y la profesionalidad necesaria para el abordaje de temas complejos de la realidad, como expresara Daicar Saladrigas, directora del periódico Adelante, de Camagüey.
En ese sentido, Enrique Ojito, del periódico Escambray, fue medular cuando llamó a que los periodistas cubanos se desprendan definitivamente de la condición de divulgadores, de repetidores de los intereses comunicativos de instituciones y organismos, y ubiquen los intereses informativos que precisa el pueblo como la brújula fundamental que guíe su trabajo.
Por su parte, Loly Estévez, del Sistema Informativo de la Televisión, opinó que estamos urgidos de regulaciones legales que plasmen el derecho de los periodistas a participar en la definición de la política informativa, y sancionen a quienes impiden el acceso a la información pública.
Impacto de la situación material
Durante los debates del Congreso el periodista Ariel Terrero hizo una exposición sobre cómo influyen las limitaciones materiales y la retribución que reciben los profesionales de la prensa por su trabajo en la eficacia informativa.
El amplio debate que motivó el tema se inició con la intervención de Isabel Moya, quien se preguntó cuál es el costo de no utilizar adecuadamente los medios para que ocupen el lugar que les corresponde en la construcción de nuestro socialismo y de sus referentes simbólicos.
En un momento donde todo se está institucionalizando hay que definir qué somos, pues no tenemos la autonomía necesaria, señaló, para acotar que las inversiones en los medios de comunicación para que puedan ser cada vez más eficaces hay que dejarlas de ver en términos de costos, ya que son constructores de ideologías y consensos, algo que necesita nuestra sociedad.
Carlos Hernández Luján se refirió a la situación de Cubavisión Internacional, única señal de Cuba hacia el mundo y a que trabajan en muy difíciles condiciones materiales, cuando debía ser priorizado por lo que representa para la opinión pública en el exterior.
En este mismo sentido argumentó Bárbara Betancourt, quien aseguró que si bien el periodismo es una profesión cara, la televisión lo es más todavía.
Destacó cuántas dificultades asumen hoy al coexistir equipamiento digital y analógico, y expresó su seguridad de que, sobre todo con talento podrán realizar espacios informativos con mayor calidad.
Rompiendo esquemas
Al abordar las relaciones de los medios con los diferentes actores políticos y sociales y los públicos, desde diferentes experiencias concretas, Ricardo Ronquillo, subdirector de Juventud Rebelde, subrayó que es fundamental preguntarse qué es lo más importante, si el monopolio de los medios de comunicación o la confianza y la credibilidad de los públicos, pues en la respuesta a esa pregunta se define una parte del modelo de comunicación de la Revolución Cubana.
Hay una crisis del periodismo que se hace en Cuba, y no la podemos resolver con medidas puntuales, sino con soluciones estructurales, dijo, y llamó a que la prensa forme parte de los mecanismos de control popular.
En este mismo sentido argumentó que en la medida en que el país avanza hacia nuevas formas de autonomía en empresas y gobiernos locales, requiere de mayores mecanismos de control popular, y de contrapesos, de los cuales debe formar parte la prensa.
Tenemos que conquistar a nuestros lectores, hacer que confíen en nosotros, trasladar a nuestros medios los debates que se están produciendo sobre la realidad social, y convertir los medios de comunicación en una plataforma de control popular de la Revolución, ratificó.
Experiencias como las de Holguín, propiciando el debate público para denunciar las indisciplinas sociales, ilegalidades e incluso la corrupción, con la participación de las máximas autoridades partidistas y gubernamentales del territorio, y las de Cubadebate, al dar pasos en el abordaje de temas sensibles para la población, fueron escuchadas durante los intercambios.
El presidente de la delegación provincial de la UPEC holguinera, Félix Hernández, destacó la forma en que la comunidad científica se une a ese proyecto entre las autoridades y el pueblo, así como el impacto que está teniendo en la disminución del delito, las indisciplinas sociales y en la percepción popular sobre la prensa y los organismos políticos, estatales y gubernamentales.
Por su parte, Randy Alonso explicó cómo los medios digitales no solo son un espacio para el intercambio con los públicos, sino que además permiten que se reciban análisis y opiniones de sus lectores a través de múltiples canales de comunicación. No obstante, al narrar la experiencia de Cubadebate, reconoció que todavía son pocos los organismos nacionales que responden a las interrogantes de la población, o hacen algún comentario cuando son aludidos en alguno de los comentarios de los lectores en la página web, y señaló como ejemplo positivo a los técnicos y trabajadores de Lacetel, del Ministerio de Comunicaciones, quienes han participado en el esclarecimiento de importantes temas referidos a la televisión digital.
Al referirse al tema de las relaciones con el público y las mediaciones sociales, el decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Francisco González, señaló que el enfoque a los problemas de la prensa no puede ser solo mediático, sino que debe ser más comunicacional.
Nuestra comunicación pública forma parte del sistema político, el que debe determinar qué ajustes se harán en el sistema de comunicación pública, a partir de preguntarnos entre todos no solo qué sociedad queremos y cómo será el socialismo que construiremos, sino qué medios queremos, para qué los queremos y cómo deben ser gestionados.
Para eso será imprescindible en el ejercicio del periodismo y en la conducción de este lograr una horizontalidad del diálogo, el reconocimiento del otro y de la pluralidad de puntos de vista, lo cual permitirá darle al ciudadano todos los argumentos e informaciones para interpretar su realidad sin que tenga que ir a buscarlos a otra parte.