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Salió de viaje la perversidad mientras Palestina sangra

los «Carros de Gedeon» arrasan en Gaza, acompañados por los otros jinetes del Apocalipsis: el hambre, las enfermedades y la muerte

Autor:

Juana Carrasco Martín

 

No fue la gira de un presidente cuyo país está entremetido y auspicia cada uno de los conflictos de la región, fue la de un magnate para atender asuntos y negocios de multimillonarios; Donald Trump recogía parte del botín cosechado en algunos Estados del Golfo. Y, mientras el mundo se entretenía con el baile de las melenas en YouTube o Tik Tok, los «Carros de Gedeon» arrasan en Gaza, acompañados por los otros jinetes del Apocalipsis: el hambre, las enfermedades y la muerte.

Golpe ¿final? de una nueva Nakba, mucho más escalofriante y deshumanizada, cumplimiento de la limpieza étnica programada, recrudecimiento de los asesinatos masivos, la niñez como víctimas preferidas, despoblación de toda la región con el reasentamiento de los palestinos en otras naciones…

En los días más recientes, el registro de vidas segadas en breve lapso eleva el triste registro metódico: desde el 7 de octubre de 2023 hasta el miércoles 21 de mayo llegó a 53 655 cuerpos destrozados por la metralla, 14 000 más se dan por desaparecidos y se sabe que están bajo los escombros del 92 por ciento de las edificaciones destruidas en la Franja, y 121 950 han sido heridos, no pocos de ellos mutilados.

El sionismo hace blanco en un pueblo que lo ha desarraigado a la fuerza, obligado a vivir refugiado en tiendas de campaña, que no tiene nada y lo empuja y lo diezma. Algunos medios te advierten: «Este video puede contener patrones de luz o imágenes que podrían provocar convulsiones o causar molestias a personas con sensibilidad visual». Demasiada «sensibilidad» la de algunos que siguen mirando a otra parte, o total falta de sensibilidad de conciencia humana.

La operación «Carros de Gedeón» comenzó a ejecutarse a la sombra de un viaje que copó y aún llena páginas y titulares en los medios de casi todo el mundo. El viajero es especialista, diría que experto, es más maestro, en las lides del protagonismo mediático. Por eso, todo lo demás, por muy trascendente que sea, queda opacado. ¿Es la intención? ¿Coincidencia o confabulación perversa generada con inteligencia artificial?

El caminante —una incongruencia, porque vuela en un Air Force One que espera reponer con un Boeing regalado, sin importarle el escándalo de corrupción ni la posible millonaria remodelación que 600 000 millones de dólares en inversiones de Arabia Saudita, una compra a la Boeing por 200 000 millones
en Qatar y la que parece ser la joya de esa corona, 1,4 billones de Emiratos Árabes Unidos en inversiones en EE. UU. durante los próximos diez años.

Valorando sus logros, el presidente-empresario Donald Trump se jactó como es costumbre, celebró «una gira récord» que podría «generar en total 3,5 o 4 billones de dólares en apenas cuatro o cinco días».

También por estos días se reunió la Liga Árabe en Bagdad. Hamás les hizo un llamado: detener el genocidio en Gaza. Los instó a imponer sanciones urgentes a Israel. Decía su mensaje de SOS en Telegram: «La ocupación continúa perpetrando masacres contra civiles, atacando barrios residenciales y refugios, lo que resulta en cientos de muertos y heridos, en medio de un bloqueo agobiante y un corte total de la ayuda». Es un «genocidio en toda regla cometido ante los ojos de un mundo indefenso, mientras más de 2 millones y medio de personas son masacradas en la Franja asediada».

Cuando las sanciones contra Estados y pueblos soberanos se multiplican, esta medida, que sí sería aplicable con justeza y justicia, ni siquiera se piensa para detener al Israel de Netanyahu y los verdugos extremistas que le acompañan. Si quieren una muestra de cuánta es la bestialidad, sirvan estas declaraciones que hizo el exdiputado de la Kneset, Moshe Feiglin, el pasado martes en la televisión israelí: «Cada niño en Gaza es el enemigo. Necesitamos ocupar Gaza y colonizarla, y no quedará ni un solo niño gazatí. No hay otra victoria».

El Trump que es experto en presionar y torcer brazos, que se vende como mediador de la paz, debiera usar ese poder para detener la masacre contra el pueblo palestino, pero tras esa mentira están sus intereses capitales, estos prevalecen por encima de cualquier otra consideración. Es la crudeza del capitalismo imperial, el corrupto, peligroso y letal cáncer que promueve la complicidad, el contubernio criminal, y el verdadero peligro para la humanidad toda.

Ahora son los palestinos, ya vendrán por todos nosotros. ¡Despierta, mundo! No podemos permitirnos espacio para la indiferencia.

 

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