Sin haber estado en las acciones del Moncada, el coronel Chaviano, en su mentiroso informe al tribunal de urgencia, el 30 de julio, dijo que los asaltantes eran 400 o 500 hombres; se defendían con granadas de mano e instrumentos de guerra modernísimos, como rifles automáticos marca Remington con balas de doble explosión; con guanteletes color ladrillo para no dejar huellas.
Los cabecillas rebeldes disparaban contra los que se negaban a pelear; y que, cuchillo en mano, abrieron el vientre a tres enfermos, dos de ellos operados el día anterior en el hospital civil, destrozándolos con brutal ferocidad.