«Esa nueva relación con la tierra que amorosa nos sostiene, pasa por el espíritu generoso de quien establece con ella un vínculo afectivo, que va más allá de martirizarla con maquinaria pesada, envenenarla de productos químicos extraídos brutalmente de sus propias entrañas y dejarla convertir en piedra seca».
El texto forma parte del mensaje de agradecimiento que René González envió, a nombre de los Cinco, a los delegados e invitados al IX Encuentro de Agricultura Orgánica y Sostenible.
René expresó que es un honor para ellos haber sido declarados miembros honoríficos de la Asociación Cubana de Técnicos Agropecuarios y Forestales (ACTAF), «privilegio que, aunque inmerecido, aceptamos como muestra de la generosidad de ustedes, quienes al frente de la agricultura orgánica son héroes de la batalla diaria en la búsqueda de una alternativa a modelos de explotación de la tierra agresivos, antiecológicos y económicamente ineficientes».
Un debate sobre el diseño de la agricultura, a favor de la sustentabilidad, antecedió a la lectura de la misiva de los Cinco. En 2015, según anunció Dagoberto Rodríguez, director del Instituto de Investigaciones de Suelos, en todo el país se estará aplicando un programa de biofertilización, en aras de recuperar los terrenos afectados por la salinidad, la erosión y otros daños ocasionados por el mal manejo.
Maricela Díaz Rodríguez, directora de Ciencia y Técnica del Ministerio de la Agricultura, insistió en que las bases del desarrollo sostenible están en la diversificación no solo de la producción, sino también de las tecnologías, para alcanzar los niveles de eficiencia demandados.
El Doctor Jorge Luis Ruiz Roja, profesor de la Universidad Autónoma de Chiapas, México, dijo que el potencial cognoscitivo de los técnicos agropecuarios y forestales cubanos nada tiene que envidiarle al de sus homólogos del llamado Primer Mundo. Este académico —que promueve en su país un proyecto de ganadería orgánica— denunció los fines de la agricultura intensivista practicada por las grandes transnacionales, la cual apuesta por los transgénicos, hormonas y agroquímicos de manera descabellada.
La relación con la tierra debe ser un modelo socialmente justo, ecológicamente sano y económicamente viable, reiteró Idalmis Nazco Chaviano, presidenta de la ACTAF.