El Premio de la Dignidad que recibió Melba de manos de Tubal Páez, tomó forma en manos del reconocido caricaturista cubano, ya fallecido, Tomy. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:13 pm
Melba Hernández recibió este jueves el Premio de la Dignidad, máximo reconocimiento que otorga la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) a personalidades que dentro y fuera del gremio destacan como paradigmas por su trayectoria al servicio de la Patria.
Durante un homenaje sencillo y franco, realizado en la casa de la heroína del Moncada, Tubal Páez, presidente de la UPEC, entregó el estímulo que resalta los méritos indiscutibles de la homenajeada y saluda su arribo a las 90 primaveras.
Rodeada de amigos reporteros, la incansable rebelde recordó los días en que su presencia era habitual en la redacción del diario Gramma y destacó cuánto le sirvió el periodismo para contribuir a la causa del pueblo vietnamita durante la invasión del imperialismo norteamericano.
Con extraordinaria humildad Melba destacó su gratitud hacia los informadores cubanos, «desde Martí hasta los jóvenes de hoy», y ya casi para el final del diálogo dejó escapar una confesión que bien explicaría su existencia si fuese necesario: «La gloria más grande de mi vida es haber nacido en esta tierra».
El Premio de la Dignidad también le ha sido conferido al Comandante en Jefe Fidel Castro, al luchador revolucionario y actual director de la Oficina del Programa Martiano Armando Hart y al prestigioso periodista Ernesto Vera, entre otras personalidades. Además, lo recibió de manera excepcional la Brigada Marta Machado por su labor en la Isla de la Juventud tras el paso de los huracanes de 2008.
La fecha seleccionada para el agasajo coincide con el Día Internacional del Periodista, una evocación al antifascista checo Julius Fucik, autor de Reportaje al pie de la horca.
La entrega del Premio de la Dignidad constituye también un saludo a quien describió para la humanidad los horrores sufridos en el Campo de Concentración de Pankrak antes de que el fascismo alemán le apagara la vida.