¿Un ómnibus-heladería?, es la pregunta de todos cuando ven los servicios que ofrece este singular establecimiento rodante. Autor: Héctor Carballo Hechavarría Publicado: 21/09/2017 | 05:12 pm
HOLGUÍN.— «¿El último para el Charangón?», indagó ante la hilera de personas una embarazada, mientras su pequeño hijo le tiraba de la mano. Entonces, un señor alto y grueso le respondió pausadamente que no hiciera cola, pues las «barrigonas» tenían preferencia.
En la fila nadie se inmutó, y cuando pidieron ¡tres!, el primero en «perderse» por el pasillo del gigantesco rumiante con ruedas fue el inquieto chico aludido. Sin embargo, si algún despistado caminante les hubiese seguido los pasos a los supuestos pasajeros, tal vez la escena habría acabado por sorprenderle.
¿Cómo era posible que en lugar de correrse hacia la «cocina», o de que el menudo pasara hasta la alcancía, todos los viajeros se encontraran sentados, y para colmo, degustando plácidamente helados de distintos sabores?, se habría preguntado a sí mismo.
La respuesta a tales incógnitas nos las ofreció el conductor-administrador de este curioso ómnibus-heladería, Jorge Luis Casas Alayón, quien vestido de completo uniforme y con sombrero de yarey nos recibió a bordo.
«Sí; este carro pertenece a la empresa de Transporte, pero, con excepción del chofer, el resto somos trabajadores de la cremería Guamá-Komodidad, de la ciudad de Holguín. Y si aquí hubiese magia, sería solamente la que sale de nuestro esfuerzo, por prestar un servicio de excelencia a los clientes», sentenció Casas Alayón.
Lo cierto es que cuando JR asistió a la última parada de esta heladería rodante, se encontraba detenida nada menos que en áreas de Playa Blanca, uno de los balnearios localizados en el municipio costero de Rafael Freyre y de los más concurridos por los holguineros en los meses de julio y agosto.
Sentado a una de las siete mesas posicionadas junto a las ventanillas, para el usuario Alfonso Vigueras la oportunidad había resultado doblemente grata: «Traje a mis hijos a bañarse en la playa, pero nunca me imaginé que viajáramos también a la cremería Guamá, de Holguín», nos comentó sonriente.
La referida iniciativa comercial se ha puesto en práctica por la Empresa Municipal de Recreación y Alimentación Pública (EMRAP), de Holguín, a lo largo de esta temporada veraniega, y la aceptación no se hizo esperar, principalmente en las comunidades suburbanas y rurales de la provincia donde no se presta este tipo de servicio.
«Además de los consejos populares de la ciudad hemos visitado caseríos como Mayabe y Güirabo, y los poblados cabecera de los municipios de Báguano y Rafael Freyre. Igualmente, dedicamos una jornada a los asociados de la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores (ACLIFIM)», agregó Casas Alayón.
Según informó el administrador de la principal heladería de la Ciudad de los parques, el convenio entre las empresas de Transporte y Alimentación establece el pago por cada día de servicio del «camello» y es mutuamente rentable. Desde el comienzo del verano, las ventas de esta unidad gastronómica itinerante superan los 749 700 pesos por concepto del expendio de helados y otras golosinas.
Lo cierto es que el origen del proyecto se remonta a la pasada temporada veraniega, cuando el vistoso medio de transporte, ataviado con caricaturas de destacados humoristas del país, funcionó inicialmente cual extensión del afamado restaurante Polinesio, de Holguín, una propuesta que volvió a las calles al calor de los jolgorios del Carnaval 2011.
«¿Lo más difícil? Quizá, separarnos de la familia, a veces por tres días consecutivos, cuando trabajamos en otros municipios; pero en general rompemos la rutina y ganamos nuevas experiencias. La población se comporta muy agradecida», aseguraron los trabajadores Mirtha Cruz, Osmany Pupo e Isabel Arencibia.
«En Báguano, por ejemplo, algunos vecinos nos llegaron a instalar sus propios ventiladores dentro de la guagua, para aliviarnos el calor. Nos brindan café, almuerzo… Tampoco nos ha faltado el agua», contó Yusneydis Pérez, de 26 años de edad, la más joven integrante del colectivo.
Otro reconfortante criterio de los obreros se relaciona con el cumplimiento de los suministros por parte de la empresa láctea del territorio, tanto en cuanto a las cantidades de helado pactadas, como en el surtido de sabores.
Para la trabajadora Minerva Cobas lo más divertido ha sido escuchar las constantes e ingeniosas bromas de los usuarios, como si en realidad se dirigiesen a algún acariciado destino o viajasen en una guagua.
«Este “camello” es muy conocido en Holguín; es uno de los pocos de su tipo que quedan. No sabemos porqué, pero a este en particular le llaman el Charangón. Cuando llegamos a los lugares, nos encanta oír a los niños coreando: ¡Llegó el “camello” de los helados!», aseguró Minerva.