Paula ha devenido un huracán pigmeo, según la vieja jerga meteorológica; sin embargo, las lluvias prolongadas que pudiera provocar a lo largo de los municipios norteños de la región occidental del país, especialmente en Pinar del Río, y luego en los territorios habaneros, alertan sobre continuar prestándole la mayor atención en las próximas horas y días.
Al cierre de esta edición, el fenómeno meteorológico se situaba a 65 kilómetros del Cabo de San Antonio, aún en el mar. Su ojo alcanzaba apenas los 14 kilómetros de diámetro, de ahí su pequeñez, crecía su presión y la velocidad de los vientos máximos caía a 140 kilómetros por hora, por lo que se degradó a un huracán categoría uno.
El jefe del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, el doctor José Rubiera, preveía que Paula continuaría debilitándose por vientos que le son desfavorables y por el contacto con tierra firme en la isla de Cuba.
Se estima que pudiera afectar como depresión tropical al resto de la región occidental, tras su recorrido por Pinar del Río. También se pronosticaba que las lluvias se debilitarían en fuerza. No obstante, pudieran ser pertinaces y prolongadas.