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Peligra la vida de un avestruz en el zoológico de Ciego de Ávila por negligencia de los visitantes

En un hecho inédito en Cuba, un avestruz macho fue sometido a una radiografía de estómago porque se tragó un cuerpo extraño de forma triangular

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— Eran las 5:30 de la mañana. Un tractor se detuvo en la entrada principal del Policlínico Sur y al parecer nada perturbó las últimas horas de guardia en el interior de la edificación. No hubo frenazos ni gritos, nada que les impidiera a los médicos cabecear por unos minutos antes del amanecer.

No pudieron. Las puertas metálicas resonaron al abrirse. El personal en la entrada buscó al nuevo paciente con un ojo entreabierto, pero de inmediato un corrientazo los levantó del asiento. Alguien murmuró: «¿Caballeros, y esto qué es?».

Los médicos se frotaron con fuerza los ojos y miraron la entrada en todos sus detalles. Después se revisaron entre ellos hasta que se resignaron. Porque allí, en la puerta principal del policlínico, imperturbable en toda su altura y con aires de monarca, había un avestruz.

Alerta en el Zoológico

Mide dos metros con 50 centímetros de alto y se llama Eduardo. Aquella noche se encontraba ciego por una capucha y con cien miligramos de diazepán en sangre, aunque el movimiento ocasional de las alas le otorgaba un aire de peligro.

Dos días antes, al caer la noche y cuando el público se retiró del Parque Zoológico Provincial de Ciego de Ávila, Sofía, la avestruz hembra, apareció muerta en su recinto. La autopsia reveló que el fallecimiento ocurrió por la ingestión de una cuerda de dos metros de largo, lanzada por algún visitante, que obstruyó el sistema digestivo. Entonces la alarma prendió cuando el macho presentó síntomas como inapetencia y diarreas.

«Enseguida se sospechó de algún cuerpo extraño, pero se necesitaba una radiografía; de no contar con un diagnóstico exacto, el animal podía morir», contó el doctor Randolph Delgado Fernández, médico veterinario del Zoológico Provincial.

Una consulta con especialistas del Centro Nacional para la Producción de Animales de Laboratorio (CENPALAB) y del Zoológico Nacional indicó que en Cuba no se tenía experiencia de cómo practicar ese chequeo en avestruces.

El sistema de veterinaria en Ciego de Ávila no cuenta con equipos de rayos X. Las gestiones se dirigieron entonces a la Dirección Provincial de Salud. Luego de diversas consultas, se obtuvo la autorización para un examen de ese tipo en el policlínico del área Sur. La condición era: hacer la radiografía un día y en un horario con muy escasa afluencia de público.

La desidia

Cuenta el doctor Randolph: «El avestruz se levantó apenas entramos al cuarto. Dos cuidadores lo dominaron y apenas le pusieron la capucha se calmó, como toda ave cuando pierde la visión. Al momento aplicamos el sedante, y así entró por la puerta principal del policlínico: conducido por un cuidador en cada ala».

En la sala de rayos X dos cuidadores, un médico veterinario y dos especialistas en radiografías movieron el ave de 60 kilogramos y con una garra de diez centímetros en cada pata.

Primero le tomaron imágenes acostado, después virado hacia el lado izquierdo y por último al derecho. En total fueron dos radiografías simples y tres con bariopac, un compuesto de sulfato de bario, usado para obtener contrastes y suministrado al ejemplar a través de una sonda pasada por el esófago.

«En las placas del estómago se observó un cuerpo extraño, de forma triangular y con bordes definidos —explica el doctor Randolph—. La valoración hecha junto con los técnicos en radiografía, Heriberto Hidalgo y Adonis García, nos hace pensar en un cartabón plástico lanzado por el público. Si fuera un objeto metálico, este hubiera aparecido con facilidad, pero se necesitó el bariopac para verlo».

En el caso de Ciego de Ávila, el avestruz nunca antes había sido exhibido y cientos de avileños pudieron conocerlo —más allá de los libros y la televisión—, gracias al esfuerzo dirigido por el Partido y el Gobierno con el que la población y obreros de distintos sectores terminaron un zoológico que padecía cinco años de atraso.

Pero la desidia amenaza ese conocimiento directo. Primero falleció la hembra y ahora el macho está en peligro debido a la misma causa: objetos lanzados por personas irresponsables, en lo que constituye una nota pendiente en Cuba sobre educación medioambiental.

Hoy los especialistas del zoológico evalúan una posible cirugía para evacuar el estómago de Eduardo, mientras lo mantienen estable y bajo especial cuidado. Sin embargo, persiste una interrogante: ¿Se repetirá la historia de Sofía? Esperemos que no.

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