De Mustafá Kemal Ataturk (1881-1938), fundador de la Turquía moderna, expresó Fidel que fue «fuente de inspiración» para hacer la Revolución Cubana, pues también él había llevado adelante un proceso revolucionario en su tierra. «Soy un admirador de Ataturk y de su generación», añadió el Comandante en Jefe, durante su visita al país euroasiático en 1996.
Desde ayer, la vida del prócer turco cuenta con una obra que lo evoca en la capital cubana: un monumento frente a las aguas del canal del puerto, «esa especie de Bósforo habanero», en el decir del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, quien dio las gracias «por traernos la imagen del maestro, de Mustafá, del soldado, del humanista, que supo forjar un nuevo destino, una nueva gran nación».
«Que su mirada —agregó— llegue al distante país donde Cuba tiene tantos amigos. Turquía también aquí los tiene».
En el acto estuvieron presentes el viceministro turco de Asuntos Exteriores, Haydar Berk; la embajadora Sanivar Kizildeli; su homólogo cubano, Ernesto Gómez Abascal, y representantes del cuerpo diplomático acreditado en La Habana.
Al intervenir, el vicecanciller Berk apuntó que el pueblo cubano, «que dio a luz a José Martí y Fidel Castro», sabrá valorar la significación de Ataturk, cuya esencia filosófica, se basó en el principio de «paz en la patria, paz en el mundo», hoy afianzado —dijo— en el orden interno y en la política exterior de Turquía.
El monumento, añadió, ha de servir de inspiración a las futuras generaciones de nuestros dos países, y cultivar el afecto entre ambos pueblos.