No solo participan en la recuperación y cosecha cafetalera, sino en el autoabastecimiento de las granjas militares integrales y el mejoramiento de la alimentación de los montañeses
MACIZO DE GUAMUHAYA, Cumanayagua, Cienfuegos.— Lo dice sin rodeos: «La orientación principal de las FAR es que hagamos producir la tierra». El mayor Juan Miguel Sánchez Broche, segundo jefe de la Jefatura Territorial del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) en las montañas cienfuegueras, no se anda con medias tintas para reconocer su objetivo básico.
La tarea ahora es la recuperación cafetalera, la rehabilitación y renovación de los cultivos, como parte del actual período de siembra y crecimiento, sostiene.
El mayor Sánchez explicó a JR que cuentan con 260 000 posturas crecidas en los tres viveros de ese mando del EJT, con el fin de garantizar las necesarias para el «sellaje» de las áreas.
Dichos viveros están técnicamente certificados por Cubacafé y la Empresa Municipal Agropecuaria de Cumanayagua.
Este año está previsto recolectar 30 000 latas de café, que representan 8 000 más que el año anterior, cuando una insuficiente floración de la planta (son cuatro al año y solo hubo dos) impidió alcanzar niveles altos de recogida, indica el jefe militar.
No existirán tampoco esta vez las floraciones naturales tradicionales (se estiman únicamente tres), pero los pasos encaminados a cubrir las zonas despobladas comienzan a dar resultados.
Condiciones de trabajo existen: «Hace dos años comenzamos a recibir más recursos, como machetes y limas, y no hay problemas con el fertilizante», afirma. En 2008 el EJT en las montañas del Escambray debe cerrar 2,5 caballerías de siembra nueva en las granjas y otras siete de rehabilitación.
Dentro de este último concepto entra el cafeto que se poda para alargarle el ciclo de producción hasta un cuarto de siglo, el cual ya a los dos años de los cortes debe garantizar el doble del nivel de extracción del fruto.
«Ahora “sellamos” las mejores áreas cafetaleras, de manera que se vaya aumentando el rango de recolección. Todo esto con cero pérdida económica y la eficacia como barómetro», remarca Juan Miguel.
Autoabastecerse y comercializarLa Jefatura Territorial del EJT en el Escambray cienfueguero, surgida en 1988 (por lo cual este año celebran su aniversario 20 y el 35 del EJT), cuenta con tres granjas integrales de montaña que se autoabastecen y además comercializan sus excedentes productivos.
Los soldados están diseminados en seis campamentos recién remozados, que cuentan con módulos de litera y ropa de cama y personal adquiridos en divisa a partir del aporte de este mando del EJT.
Algunos de estos campamentos quedaron literalmente destruidos luego del paso del huracán Dennis, en 2005, y debieron ser reconstruidos en su totalidad por los mismos integrantes con el apoyo de la Jefatura del EJT y del territorio.
Su régimen laboral, apunta el soldado de 20 años Yunieski Águila, es de 7:00 a 12 del día (tiempo de merienda incluido); almuerzo y descanso de 12 a 2:00 de la tarde. Reanudan el trabajo a esta hora y hasta las 5 y 50 de la tarde, de lunes a sábado. Los domingos laboran media jornada.
Adoptaron el mismo sistema de pase de los otros mandos del EJT, de cuatro días en casa y 24 en la unidad, donde disponen de áreas con juegos deportivos y pasivos recreativos, así como equipos de televisión, DVD, VHS y radiograbadoras.
Cada granja militar integral del EJT posee su grupo de música tradicional típico, al cual se une, como hermano mayor, el Conjunto Artístico Integral de Montaña del EJT en el Escambray, reconocido por sus éxitos en todo el país.
Las tres granjas son Charco Azul, El Naranjo y Aguacate. Esta última es dirigida por el mayor José Rodríguez Cuba, quien encomia el entusiasmo de los jóvenes soldados.
El soldado Yoan García, de 19 años y con uno en el servicio, dice orgulloso que no se trata solo de cosechar café, aunque ello es fundamental, sino que las granjas producen de todo y sin falta, asegura.
Los soldados acopian, además, palmiche para procesarlo junto con el pienso y alimentar a los cerdos de la cochiquera, que cuenta con 186 ejemplares adultos.
Agrega el mayor Cuba que tienen varias yuntas de bueyes y mulos para arriar las producciones. Entre estas se destaca, por lo poco usual, la recolección de centenares de quintales de mamey colorado, que históricamente se perdía en la serranía.
Por una decisión de la Jefatura Territorial del EJT en el macizo montañoso de Guamuhaya, desde el año anterior dieron inicio a esa nueva línea, y tan bien resultó el arranque que vendieron 105 000 pesos y el mamey fue distribuido con éxito hasta en la capital cubana.
Un grupo de soldados está responsabilizado por estos días del aniversario 35 del EJT con la siembra de 66 000 bejucos de boniato en Aguacate, donde también tienen en los alrededores de la granja extensiones de cultivo en los cuales alternan la siembra de maíz y malanga.
Otro grupo participa en el trasplante de 3 000 hijos de plátano Johnson, comenta el soldado Yunieski. Mientras tanto, otro labora en la fabricación de leña.
También producen carbón con el marabú que desmontan, para convertir las áreas antiguamente infestadas en zonas de cultivo. Ese carbón lo comercializamos entre los pobladores del lugar y en otros sitios, precisa el mayor Cuba.
Otra prioridad es fomentar el vivero El Cacao, donde crecen 120 000 posturas. Estas garantizan dos caballerías compactas, que a su vez producen unas 15 000 latas, explica el mayor.
En la granja se ahorran los gastos de la adquisición de los cestos de la cosecha cafetalera, pues se fabrican allí, apunta el primer teniente Rafael Ávila Guzmán.
Estas iniciativas también las desarrollan en las granjas militares integrales de Charco Azul y El Naranjo. El directivo Miguel Ángel Sánchez, explica: «El incremento de la producción cafetalera y de alimentos en el Escambray no es solo para las unidades del EJT, sino para el mejoramiento de la calidad de vida de los pobladores de estas montañas».
El oficial apunta que las tres granjas militares integrales del EJT en estas montañas se autoabastecen de viandas, hortalizas, verduras... y luego se venden a la población los excedentes de todas las producciones.
«Incentivamos los cultivos de ciclo corto, sobre todo. También estamos estructurando una vaquería para satisfacer nuestra demanda y la de los asentamientos del lomerío», subraya el mayor Sánchez.
Al escucharlos y recorrer sus áreas este reportero se convence de que estos jóvenes del EJT, brazo productivo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, saben descifrar el secreto de tener alimentos: producirlos.