«Por la ignorancia se nos ha dominado, más que por la fuerza», resumía Bolívar, en máxima que muy bien describía la decadente realidad americana de su tiempo. La sentencia fue citada ayer por Fidel Castro Díaz-Balart, asesor del Consejo de Estado en temas de Ciencia y Técnica, en la introducción de su ponencia Energía y conocimiento: Pilares de la sostenibilidad. Los contextos históricos son diferentes, cierto, pero persistir en cerrar los ojos a las urgencias de cada tiempo ha sido, y puede ser fatal.
El investigador cubano realizó un recorrido panorámico por la situación de emergencia a que se aboca el planeta de continuar imperando los actuales modelos de consumo energético. En la actualidad, el 87 por ciento de la energía proviene de fuentes no renovables como el petróleo, el gas y el carbón, además contaminantes.
Por tanto, diversificar las fuentes renovables y no contaminantes es vital en lo inmediato, máxime cuando dentro de medio siglo, la demanda aumentará vertiginosamente hasta doblar la actual. Si hoy se consumen 10 000 millones de toneladas anuales de petróleo, ¿qué consecuencias ambientales, económicas y sociales acarreará duplicar esa cifra?
La respuesta estará en el incremento de la temperatura global en dos grados Celsius. Como efecto, el nivel del mar ascenderá 50 centímetros, en algunas zonas penetrará en el manto freático, y la mitad de la población mundial pasará a vivir con escasez de agua potable (por debajo de 1 700 metros cúbicos anuales).
En cuanto a las cada vez más amplias brechas entre el norte y el sur, Castro Díaz-Balart apuntó que los países desarrollados suman el 86 por ciento del Producto Interno Bruto mundial, y el 68 por ciento de la inversión foránea, además de que consumen el 80 por ciento de los recursos energéticos. Por añadidura, sus industrias biotecnológicas, que en 1992 obtuvieron ganancias por 8 000 millones de dólares, las hicieron crecer hasta 50 000 millones en 2002. Un ritmo imposible de seguir por las naciones subdesarrolladas.
De igual modo, como una muestra más del empobrecimiento a que se somete a estas, expuso que el 33 por ciento de los profesionales africanos han emigrado a Europa en los últimos años, y que la sangría migratoria de un millón de científicos y otros profesionales de América Latina hacia los países ricos representan una transferencia equivalente a 36 000 millones de dólares. De hecho, en EE.UU., el 23 por ciento de los doctorados han sido inmigrantes que lo han recibido en otros países. ¡Después se nos pide pagar deudas!