La tecla del duende
Cuando comience la próxima semana, los lectores de nuestra columna y quien escribe estas líneas comenzaremos el tránsito unidos por el año 20 de los teclazos rebeldes. Quizá por ello, entusiastas de Cuba y del mundo compartieron en la sede capitalina del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos una tertulia sumamente especial. Las primeras evocaciones para Guillermo Cabrera Álvarez, fundador de aquel febrero impreso en Juventud Rebelde y luego de un febrero de abrazos, sugerido por Deyanira Dorta Duarte (3D).
En el recuerdo Walkiria, el Moro, Nena y otros ausentes, de una u otra manera. Una payasita espirituana, nombrada Sorpresa, hizo fallar el freno de nuestra sonrisa. Los tecleros yayaberos iniciaron el paso del encuentro, matizado por las melodías de Pedrito y Viciedo.
Desde el centro plantado por el Genio, Katy, Weyner, Ana María e Isabel abrazaron a Cuba y nos convocaron para el 5 de julio. Los holguineros llegaron «con la patria en el pecho», compartiendo iniciativas, como Mariana Carrillo con la historia de su barrio. Para demostrarlo, apareció ante nuestros ojos la imagen de José Martí.
El momento más emocionante de la jornada lo protagonizaron los jóvenes del proyecto Tamara Bunke. Ovacionados, los aplausos se hicieron extensivos a sus profesores Gilda y Julián, quienes han abrazado en todos estos años las más nobles causas desde las universidades cubanas.
La Bala y el Cañón se combinaron, junto al yumurino Efrén, para un estallido de alegría. El humor, las palabras de los fundadores presentes y el anuncio por Mileyda y Jorge de que una criatura heredera de todos estos sueños, acunada por Annay, llegó al mundo, dieron cierre a un encuentro que nos motiva a seguir. La muñequita espirituana, las velas capitalinas y el aporte logístico de Juventud Rebelde, se combinaron para la algarabía final, que se multiplicará en diversos sitios de Cuba.
Los holguineros también trajeron varias iniciativas al encuentro.
Nieves y Cañón (ambos de pie) hicieron de las suyas en la fiesta habanera.