La tecla del duende
¿Por qué hacemos algo?, preguntamos una y otra vez. «Siempre se hace así», suele responder la dócil voz de la costumbre. ¿Y si ese «así» no es el más eficiente, el más fructífero, el más sabio…? Veamos esta historia, que circula por la red, enviada por un audaz teclero.
Cuentan que cierto día un buey tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pradera. Como era un ser irracional, abrió un camino tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas. Al día siguiente un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el monte. Después llegó un carnero con su rebaño e hizo lo mismo. Unos días más tarde, los hombres comenzaron a usar el mismo atajo con sus complicaciones: entraban y salían, giraban, descendían, se desviaban de los obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no emprendían acción alguna para crear una nueva vía.
Después de tanto usarse, el sendero se convirtió en una amplia carretera donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, y los hombres demoraban horas en una distancia que podría realizarse en minutos, si no hubieran seguido la vía abierta por el buey. Pasaron muchos años y el camino se oficializó como la calle principal de un poblado y, finalmente, devino avenida central de una ciudad.
Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto intrincado era el peor. En tanto, el viejo y sabio bosque se reía al ver que los hombres tienen esa tendencia rutinaria de seguir la vía que está abierta, sin preguntarse si no habría acaso una mejor opción. Tal vez, pensaba el añejo monte, hubiesen descubierto otros paisajes más bellos de su floresta.
«Querer con todo el pecho», esta es la frase de Fayad Jamís que servirá de brújula a los holguineros para festejar el sexto aniversario de su tertulia ocurrente, fundada por el Genio. Será en la Casa de la UPEC de la provincia, este sábado, a las 10:00 a.m. Allí estaremos.
Rey: A los siete años te robaste mi corazón; ya han pasado 17 y hoy no quiero que me lo devuelvas. Dany
Yoana: Si los errores pasados fueran reparables y el tiempo fuera reversible… quizá tu recuerdo fuera olvidable. JE
Rory: Yo amo en ti lo imposible... Pero de ningún modo la desesperanza. Cristina
Mi Ángel: En la tierra o en el cielo, donde estés, mi corazón está contigo, cuida de él. Tu diablita
Leydis: Solo en tus manos he podido percibir la verdadera suavidad de la seda. Osmany
Rosy, Alicia, Betty, Annay, Anier: Con sus títulos la promoción teclera sigue alumbrando. Felicidades.
El verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de sí mismo y muy poco de los otros. Albert Guinon