Acuse de recibo
A despecho del inmortal tango Volver, 20 años sí es mucho para Marbelia Acosta Ríos e Hilda Veliz Varona, dos señoras de la tercera edad que llevan dos décadas esperando que se repare el edificio donde residen: una en planta baja y la otra en primer piso, en la calle 12 No. 307, entre 13 y 15, en el Vedado, municipio habanero de Plaza de la Revolución.
Todo lo que se ha hecho, manifiestan, fue la demolición, en el primer trimestre de 2022, de la vivienda del segundo nivel. Entonces debió hacerse de inmediato la impermeabilización de lo que resultó la cubierta del primer piso. Y no se hizo, porque entonces la Dirección municipal de Vivienda planteó que no tenía presupuesto para eso ni para la reparación del maltrecho inmueble.
Creyeron ver la luz cuando se les incluyó en el presupuesto de 2023. Pero en este año que ya concluye lo que se hizo fue solo la impermeabilización de la cubierta, que concluyó el pasado mayo, pero con una calidad pésima. Sobreviven hoy las filtraciones hasta la planta baja.
Las dos vecinas informaron entonces al Departamento de Inversiones de la Dirección municipal de Vivienda. Y en agosto pasado la brigada que realizó el trabajo fue allí a verificar el asunto. Quedó en retornar y no ha vuelto más.
Lo que más molesta a ambas remitentes es que se han pasado todo el año reclamando que se repare el edificio, y en el mes de junio, tras un cambio en la Dirección del Departamento de Inversiones de la Dirección municipal de Vivienda, se les comunicó que no se podía hacer la reparación, pues todo el presupuesto se había empleado en el Plan Imagen, por orientaciones del Gobierno provincial de La Habana.
«¿Cómo es posible que se nos falte el respeto de esa manera, manifiestan, después de tantos años de engaños y desidias, de incontables visitas que nos hacen tener un historial inmenso de recorrido por diferentes entidades?
«Nuestro caso lo hemos tramitado en todas las instancias de Gobierno, Partido municipal y provincial, Fiscalía y Consejo de Estado. Nos preguntamos a qué entidad recurrir, si usted eleva su queja a niveles superiores y le responden que recibiremos la respuesta de la misma entidad de la cual nos estamos quejando».
Recuentan que en 2018 las dejaron con todas las pertenencias recogidas para albergarlas y acometer la demolición y posterior reparación del inmueble. Y nunca más se acordaron.
Continuó la caída de escombros, trozos de las columnas del edificio. Estuvieron albergadas alrededor de dos años en un centro deportivo, y en estos momentos permanecen hacinadas en una casa de tránsito. Pero la mayoría de sus pertenencias están en sus viviendas, porque no caben donde están. Y se echan a perder con la humedad.
En agosto pasado, afirman, solicitaron por última vez una entrevista con el Intendente municipal, y aún siguen esperando porque les avisen.
«Duele, lastima y deprime esta situación, expresan. Nos sentimos impotentes al ver que se invirtió en una demolición bien hecha, y en una mala impermeabilización.
«Si las filtraciones siguen, en cualquier momento el inmueble colapsa y se desploma. Después, lo convertirán en un parque, y usted siente un dolor intenso cuando ve que fueron viviendas que pudieron ser reparadas oportunamente.
«Si hemos ido año tras año a todos los niveles, desde la base hasta el nacional, ¿a quién tenemos que dirigirnos para que se solucione nuestra situación? ¿A quién le duele y quién responde por el gasto que se hizo en demolición e impermeabilización, para que después, por la demora, haya que demoler el inmueble completo?
«Somos adultas mayores, con múltiples padecimientos. No tenemos tiempo para esperar 20 años más», concluyen.