Acuse de recibo
El pasado 3 de mayo, desde Amancio, Las Tunas, Yadira Socarrás Baños contaba que el 13 de febrero de 2017 solicitó en el Registro Civil de su municipio una inscripción de nacimiento y un certificado de soltería a nombre de Ramón Glicerio Lago Sánchez.
Ella facilitó el tomo y folio, para agilizar la búsqueda y entrega de los documentos, que eran necesarios para efectuar un matrimonio. Y la funcionaria le dijo que tenían 20 días hábiles para dárselos, pues Ramón reside en la provincia de Camagüey. Pasado el plazo, Yadira volvió y le dijeron: «el Registro Civil de Camagüey no ha respondido». Debía esperar 20 días más. Ello implicó que se suspendiera la boda, programada con tiempo. E incluso, los testigos de la boda habían viajado del exterior.
El 28 de marzo Yadira comunicó por teléfono con el Registro de Amancio. Y allí, el supervisor le aseguró que volverían a solicitar los documentos, pues «el Registro Civil de Camagüey no ha respondido». Así, pasaron más de tres meses de la primera solicitud, y Yadira no recibía otra respuesta que no fuera regrese en 20 días, una y otra vez.
Por esto, preguntaba en su carta: «¿Hasta cuándo tenemos que soportar la incompetencia de tantos funcionarios que, en lugar de brindar un servicio de excelencia a la población, se tornan burocráticos y expertos en desinformar a quienes necesitan de sus servicios? ¿Será que los controles no son suficientes para reclamar de una instancia a otra oportunamente y respetar los términos establecidos?».
Al respecto, José Andrés Pérez Cordero, director provincial de Justicia en Las Tunas, en carta fechada el 9 de mayo, pero recibida en nuestra redacción el 12 de julio pasado, respondía que el 8 de mayo de 2017 se reunió personalmente con Yadira.
Y se confirmó que, ciertamente, «no fue bien atendida por los técnicos jurídicos y auxiliares del registro Civil de Amancio, quienes incumplieron con sus responsabilidades y dejaron de ejecutar acciones precisas en pos de agilizar ese tipo de trámite solicitado».
Precisa que «se hizo un análisis con todos los trabajadores de esa área jurídica, en aras de depurar responsabilidades, cuyas medidas están pendientes de aplicación, de acuerdo con el procedimiento que establecen las normas laborales vigentes en Cuba».
Refiere que se disculpa públicamente con Yadira por las molestias ocasionadas, y que se le explicó en su momento las acciones que realizaban para hacer posible su trámite, «considerando que aun cuando los datos que aportó no coincidían con los del registro de origen, lo cierto es que en el Registro Civil (de Amancio) se debió indagar más a los efectos de contar con toda la información necesaria…».
El 6 de julio pasado arribó a nuestra redacción una carta de Pilar Alicia Varona Estrada, directora provincial de Justicia de Camagüey, fechada el 5 de mayo de 2017, en la cual ratificaba las gestiones hechas por el Registro Civil de Camagüey a partir del 6 de abril, la primera y única vez que se les hizo desde Amancio la solicitud, con un documento en el que faltaban tomo, folio, fecha de solicitud, y otros datos. Y ello se le hizo saber al departamento de Registros Civiles de Las Tunas.
Y afirmaba que se envió al Registro Provincial de Tomos Duplicados de Camagüey, como está establecido, pero no apareció en esta oficina registral la inscripción solicitada, lo cual fue informado al Departamento Provincial de Registros Civiles de Las Tunas. Y aclaraba entonces que tal asunto «aún está sin resolver como petición de la usuaria, al no haberse ofrecido a nuestra provincia ningún dato nuevo».
Concluía Pilar Alicia manifestando que ese día 5 de mayo, le había comunicado telefónicamente al director Provincial de Justicia de las Tunas los resultados del proceso seguido en Camagüey, «a los efectos del análisis correspondiente con el Registro Civil de Amancio Rodríguez».
Agradezco las dos respuestas, que mantienen una diáfana concordancia, y al propio tiempo llamo la atención de que en ambas misivas hay una diferencia de más de dos meses entre el fechado de la carta y la llegada a nuestra redacción. Son fiambre a estas alturas. Todavía no sabemos si se resolvió el asunto, o qué medidas se adoptaron ante los hechos, marcados por cierta dejadez, dilación e irresponsabilidad. Informar a tiempo es un principio de la comunicación, aunque haya que darle seguimiento. Si dos veces, si dos cartas hasta concluir la historia, mejor.