Acuse de recibo
El pasado 7 de junio Francisco Cabezas Cabañas mostraba aquí su asombro e indignación, porque al visitar el 30 de abril el Museo de la Revolución, en La Habana Vieja, descubrió que en el patio interior de ese recinto solemne, y ante el público, había una tarima donde varios coreógrafos enseñaban a bailar salsa a visitantes extranjeros y cubanos.
Al mostrar su desaprobación por lo que presenció a solo unos metros de la conmovedora muestra de héroes y mártires de nuestras luchas de liberación, Francisco exclamaba: «No sé si visité el Museo Revolución o una academia de baile… Soy un gran bailador, pero todo tiene su lugar y espacio».
Al respecto responde Malí Mailet Peláez Izquierdo, directora general del Complejo de Museos Históricos Militares, que ella y el director del Museo de la Revolución visitaron a Cabezas, a quien agradecieron sus opiniones y preocupación.
Le informaron, precisa, «acerca del Programa de Acción Cultural y Patriótico Militar del Museo y la caracterización de su gestión, que incluye círculos de interés, conversatorios, presentaciones de libros, exposiciones temporales, proyectos de perfil comunitario y otras modalidades».
Añade que «fueron expuestos detalles sobre la realización y características del proyecto que se realizaba el día de su visita, el cual aportaba elementos de información sobre la diversidad de expresiones de la cultura cubana a nacionales y extranjeros, incluyendo las referidas a modalidades de bailes en Cuba».
Manifiesta la Directora General que, tal como se le expresó a Francisco, «ciertamente fue desacertada la decisión de utilizar el patio central como escenario de la manifestación de bailes del proyecto, lo que lo convirtió en centro de atención del visitante». Y añade que «debió ser un complemento de un evento que pretendía acercar a sus participantes a los aspectos esenciales de la cultura cubana».
Señala Malí que «las valoraciones realizadas por el lector dejan como enseñanza la necesidad de reflexionar en torno a la diversidad de las propuestas que destinamos a nuestros públicos».
Agradezco la respuesta y la positiva reacción de la directiva. Si bien es cierto que los museos no son vitrinas empolvadas, y que el de la Revolución realiza muchísimas actividades de extensión cultural y patriótica, no hay que ser museólogo para asombrarse y reprobar las clases de «salsa» en tan sagrado recinto. Al Museo, lo que es del Museo.
Esta columna, que refleja tantos elogios y agradecimientos a nuestro sistema de Salud Pública, hoy muestra la inconformidad de José Manuel Tamayo Regalado (calle 6 No. 30FA, entre 17 y 19, Reparto Alcides Pino, Holguín), con ciertas irregularidades en el policlínico de dicho reparto:
El laboratorio debe comenzar a las 7:00 a.m., y a veces inicia su trabajo a las 7:30 a.m., con el consiguiente malestar de los pacientes, en especial los diabéticos. Se dan turnos médicos con especialistas que luego no se presentan, y hay que volver a sacarlos.
La sala de espera de Rehabilitación, donde también están las consultas de fisioterapia, diabéticos y podología, solo dispone de cinco asientos, no en buen estado, para personas en su mayoría de la tercera edad.
El 23 de junio pasado se informó allí a los pacientes que no había tratamiento porque el colectivo del centro estaba volcado para la campaña de fumigación. Muy importante la fumigación, señala, pero en otro centro se puede recuperar lo dejado de hacer; en materia de salud del paciente no debe haber postergación, afirma.
Desde Palma del Perro, en el municipio granmense de Guisa, escribe feliz Edelio Taset Tamayo, porque ese barrio rural ha sido electrificado, y por primera vez sus habitantes disfrutan de un servicio que a la gran mayoría de los cubanos le parece algo rutinario y común.
Alumbrado por tantos motivos, Edelio agradece al Gobierno cubano, y a todos los que ayudaron a hacer realidad ese anhelo, en especial a las brigadas de la Unión Eléctrica; al delegado del Poder Popular, Wilber Romero, por su perseverancia y fuerza de voluntad infinitas; al Ministro de Energía y Minas, por el buen trato que les brindó y su apoyo en el momento que más falta hizo. Y a Fidel, por todo lo que hizo por los cubanos de los sitios más intrincados.