Acuse de recibo
El pasado 16 de septiembre esta sección reflejó varias quejas sobre graves problemas de suministro de agua en el reparto capitalino Alamar. Y al respecto, responde la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Este.
La primera carta la habían enviado Dolores Alonso y Orlando Domínguez, de Tercera A, número 324, entre Tercera y Tercera J: ellos manifestaban que tanto en el verano de 2005 como en el de 2006 se empeoraba el servicio. Y a cada reclamo, les ofrecían el paliativo de pipas de agua, que luego no se mantenían con la frecuencia acordada.
Al respecto, Acueducto y Alcantarillado del Este señala que, con motivo de la queja, se realizaron estudios por una comisión de pitometría, y se encontraron obstrucciones y salideros que afectaban el suministro.
«Las brigadas de mantenimiento, recalcan, acometieron acciones para eliminar esas deficiencias. Paulatinamente se ha ido revirtiendo esa situación, y el agua ha comenzado a llegar a lugares que anteriormente se encontraban seriamente afectados».
Aseguran que esa situación debe ir mejorando en lo adelante, cuando sean instalados en la fuente de abasto los nuevos equipos de bombeo y sean rehabilitados algunos tramos de la conductora que están en mal estado.
Y explican que, antes de los estudios pitométricos, el número de personas afectadas en ese municipio era de 19 000, por lo cual les era imposible garantizar un servicio de pipas eficiente. Ya hoy la cifra de los que presentan dificultades con el suministro se ha reducido a 7 000.
La segunda carta la había enviado Sergio Antonio Pérez Cárdenas, del edificio 705, apartamento 3, en la zona 21 de Alamar, quien señalaba que desde mayo de 2003 el agua no ha entrado más allí, y a ese inmueble lo han incluido en el servicio de pipas, por lo demás bastante inestable.
A ello responde Acueducto del Este que la brigada de mantenimiento realizó allí una inspección en las redes hidráulicas. Se detectaron obstrucciones y salideros en la conductora que suministra agua al tanque principal.
«Esto, unido a la manipulación ilegal de válvulas por parte de la población, hacía que el servicio fuera deficiente. Con la supresión de los salideros en la conductora, y la cooperación de los vecinos afectados en la vigilancia de las válvulas, ha sido posible la estabilidad del servicio, situación comprobada en entrevistas realizadas a vecinos del edificio 705», afirman.
También hoy traigo una respuesta de Israel Dixon Herrera, especialista en Atención a la Población de la Empresa Eléctrica Provincial de Ciudad de La Habana, quien responde así a la queja de Lucía Cubela Roche, reflejada aquí el pasado 9 de enero.
Lucía, de Séptima 2003, entre 20 y 22, municipio capitalino de Playa, denunciaba que venía afrontando hacía tres meses serios problemas con la factura del servicio eléctrico, que no se correspondía con sus gastos. En síntesis: sospechaba que le estaban cobrando de más por la electricidad.
La clienta había hecho ingentes esfuerzos en la OBE de Playa para que le enviaran un inspector, pero no acababa de «aterrizar» el susodicho, y la señora veía afectarse su economía.
A propósito, aclara Dixon que con fecha 7 de septiembre de 2006 aparece registrada la queja de Lucía en la OBE de Playa, la cual se consideró que no procedía, pues su consumo en el 2006 fue inferior al 2005; la nueva tarifa explica el aumento en la cuenta.
Refiere que al publicarse la queja, se realizó una inspección a su vivienda. Y en la prueba realizada al contador de energía eléctrica, resultó que se encontraba dentro de los parámetros técnicos: las lecturas habían sido correctas.
Las causas del aumento del consumo de Lucía radicaban en su refrigerador de doble temperatura, con filtraciones de aire por la junta. Y también porque parte de la casa permanece encendida de día.
Todo ello se le explicó a la clienta, la cual, según Dixon, quedó conforme.
Agradezco el esclarecimiento de la Empresa Eléctrica, y solo me queda decir que, si desde el principio se le hubiera dado ese tratamiento a Lucía, no hubiera tenido que escribir a esta sección.