La Agencia de Ciencias y Tecnologías Marinas y Terrestres de Japón creó un sismógrafo que puede funcionar a más de 10 000 metros de profundidad bajo el mar.
El dispositivo pudo obtener datos en todas las mediciones llevadas a cabo entre diciembre de 2012 y enero de 2013 a una profundidad superior a 7 000 metros (un sismógrafo normal soporta como máximo 6 000 metros). Las pruebas fueron asistidas por la sonda de control remoto Kaiko, capaz de funcionar en estas profundidades.
Según aseguró este viernes la agencia de noticias japonesa, Kyodo, el artefacto resiste la presión por estar introducido en un contenedor específico, y fue instalado a siete puntos en la llamada Fosa de Japón en el Océano Pacífico.
El contenedor del sismógrafo es de cerámica, tiene 44 centímetros de diámetro, y fue diseñado para la presión de hasta 11 000 metros de pronfundidad oceánica, indicó un portavoz de la institución tecnológica a Kyodo.
El desarrollo del sismógrafo comenzó, luego de que sus similares anteriores fueron insuficientes para estudiar el terremoto de 9 grados Richter que sacudió Japón el 11 de marzo de 2011. En esa oportunidad la ruptura tectónica se produjo entre las dos placas de un área con una profundidad superior a los 6 000 metros.