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Una ciudad y una tradición vistas desde la fotografía

La muestra fotográfica Palio. Pasión, arte, tradición nos adentra en el corazón de una ciudad y una pasión que, por su capacidad de perpetuarse a lo largo de los siglos, sin duda merece nuestra atención 

Autor:

Cecilia Meredith Jiménez

«¡Cuánto poder tiene una mirada! ¡Cuánta historia resguardan unos ojos!», pienso al observar los retratos del fotógrafo italiano Marco Delogu. «¡Es increíble cómo desde diferentes puntos de vista se puede captar un mismo suceso y cómo lo sugerente comunica, cuenta historias con un vívido realismo!», reflexiono mientras aprecio las obras del fotógrafo cubano Carlos Torres Cairo.

Esta oportuna convergencia ocurrió en el marco del Mes de Europa en Cuba (que se desarrolla desde el 9 de abril hasta el 9 de mayo) como parte de Palio. Pasión, arte, tradición, exposición fotográfica inaugurada el viernes último en el edificio de arte universal del Museo Nacional de Bellas Artes (y que estará allí hasta el 25 de mayo), e inspirada en una de las tradiciones más emblemáticas y antiguas de Italia: el Palio de Siena, histórica carrera de caballos que se remonta a la Edad Media y que se celebra dos veces al año en esa ciudad de la Toscana.

Italia en Cuba

«Esta muestra no habría sido posible sin la colaboración de todas las instituciones implicadas. Pero es un placer especial para mí en este caso porque puedo decir que la exposición nace sobre todo de mi relación de amistad con los dos artistas», expresó Roberto Vellano, embajador de Italia en Cuba, en la apertura de la expo.

Añadió que «entonces, en el origen del proyecto, podemos decir, de esta feliz coincidencia de conocer personalmente a dos fotógrafos que entre sí no se conocían, y con orígenes y bagajes culturales diferentes, pero que aun así han dedicado parte de su obra al Palio de Siena, o, mejor dicho, a su interpretación de un aspecto de ese mundo complejo y fascinante».

Aseguró que «en definitiva, nuestra idea era abrir una ventana para que el público cubano pudiera asomarse a este acontecimiento, esencialmente local, pero a la vez reconocido como patrimonio universal. 

«Las fotografías de la exposición nos adentran en el corazón de una ciudad y de una pasión que, por su capacidad de perpetuarse a lo largo de los siglos, sin duda merece capturar nuestra mirada», señaló.

Palio… pretende aproximarnos a uno de los lugares más hermosos de Italia: Siena, así como a un pedacito importante de su cultura. Y lo hace desde los procesos más auténticos de la cultura popular y de las tradiciones de ese país, que es multicultural, comentó Jorge Fernández Torres, director del museo que acoge la exposición.  

«No debemos pensar solo en una narración didáctica de lo que se va a ver, sino que uno siente el arte detrás, en la fotografía, en la puesta en escena», agregó.

Dos miradas, una tradición

De tal modo, Palio… es la representación de este evento desde la mirada de dos fotógrafos, cuyas instantáneas coinciden en el tiempo y se desligan de la imagen estereotipada de la celebración para ofrecernos una reflexión/interpretación sobre la relevancia histórica y cultural de ese acontecimiento de fuerte arraigo local y valor patrimonial. Ambos artistas, con sus diferentes técnicas estilísticas, entablan un armonioso diálogo visual, en el que, desde lo simbólico, dan vida a una manifestación en la cual se sintetizan pasión, arte y tradición.  

Delogu —quien no pudo estar presente en la inauguración— aborda la perspectiva sicológica y humana. Intenta captar la esencia de la festividad mediante una serie de retratos de los jinetes del Palio de Siena de varias generaciones, fotografiados entre 1998 y 2021.

En estos rostros, captados en primer plano, en blanco y negro, pareciera que puedes ver a través de los ojos e, incluso, penetrar en ellos. En cada uno se percibe la audacia, atributo indisoluble a quien participa en una carrera en la que la intensidad y la competitividad encuentran tierra fértil. Entre la fila de semblantes algo llama la atención: ¡una mujer!, tal vez de las pocas que se han lanzado a semejante aventura.

Por otro lado, la propuesta de Torres Cairo es resultado de su labor como fotorreportero en la Toscana, principalmente en Siena, durante los años 90. Allí trabajó en diferentes periódicos, en los que se prefería la fotografía documental y, por lo tanto, las imágenes que se muestran en la exposición
—todas inéditas— no tenían cabida, por resultar abstractas. 

Carlos le da un enfoque diferente a su fotografía. No le interesan los lugares comunes, sino lo que pasa casi desapercibido ante los ojos del espectador del Palio. Su construcción de esa realidad se basa en los símbolos, no en la mera representación de la carrera. Con su arte sugiere; permite que cada cual haga su propia lectura. El universo creado por él lo habitan figuras desenfocadas o difuminadas por el movimiento, así como las sombras y los indicios. 

Para Carlos Torres Cairo y Claudia Acevedo (curadora de la muestra fotográfica) esta exposición es fruto de la amistad y las interconexiones, pero, sobre todas las cosas, es un sueño cumplido. 

Torres Cairo durante años, en paralelo a su quehacer de fotorreportero, atrapó con su lente los detalles de la ciudad de Siena que llamaban su atención, en especial de la celebración del Palio.

Ello le permitió acopiar un material que fue guardando con el objetivo de algún día exponerlo. Y ahora con su colega no solo nos regalan un pedazo de la cultura italiana, sino también una parte de su almas.

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